Soraya Sáenz de Santamaría repite como Vicepresidenta del Gobierno, aunque a sus ya múltiples ocupaciones suma ahora la de Administraciones Públicas, lo que hace presumir que será la interlocutora directa para negociar la financiación autonómica, uno de los asuntos más importantes y espinosos de la nueva legislatura, sobre todo soplando en contra los aires independentistas de Cataluña. A sus 45 años está considerada como la mujer con más poder del país, y también como una de las que acumula mayor influencia política en el Viejo Continente. Fue madre de un niño, Iván, que nació hace casi cinco años, en plena campaña política en la que el PP conseguiría hacerse con una rotunda mayoría absoluta.

La carrera política de la Ministra de la Presidencia ha sido fulgurante y siempre cerca de Mariano Rajoy. Estudió Derecho y sacó la oposición de Abogado del Estado. En el año 2000 se incorporó como asesora en el Ministerio de Presidencia de José María Aznar. Cuatro años después llegó al Congreso para sustituir a Ana Mato, que dejó su cargo para presentarse a las elecciones europeas. Tras las elecciones de 2008 fue portavoz parlamentaria del PP en la última legislatura en la que estuvo en la oposición, un escaño desde el que mantuvo múltiples y sonados duelos verbales con María Teresa Fernández de la Vega, la entonces vicepresidenta del Gobiernos socialista de José Luis Rodríguez Zapatero.

Soraya Sáenz de Santamaría ya participó en la campaña electoral de 2011 como número dos de Rajoy, que en el anterior legislatura le concedió poderes plenipotenciarios: vicepresidenta, ministra de Presidencia, portavoz, coordinadora en las situaciones de crisis y la perla: el Centro Nacional de Inteligencia (CNI), que hasta enero de 2012 dependía de Defensa.

La "superministra", como la han bautizado algunos, es ordenada y muy trabajadora, según han comentado en algunas ocasiones varios colaboradores. Pero su carácter ambicioso también le han supuesto numerosas críticas y detractores. El pulso particular que mantienen ella y María Dolores de Cospedal, ahora ministra de Defensa, ha llevado a que internamente se hable de dos corrientes en el PP. Si finalmente es Soraya Sáenz de Santamaría quien pilote la negociación de la financiación autonómica, su talante y capacidad para dialogar y acordar quedarán expuestos en un gran escaparate público, porque los presidentes de las comunidades autónomas ya han advertido de que la batalla será dura. Quieren más dinero cuando la primera medida a adoptar será de "tijeretazo". El presidente del Principado, Javier Fernández, sin nombrarla de forma expresa advertía ayer mismo en los pasillos del parlamento asturiano de que no era "muy esperanzador" que continuasen "el núcleo duro" que ha llevado "toda la política relacionada con las comunidades autónomas". Hasta ahora, la relación entre el Gobierno y las autonomías se limitaba al ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, que tenía a su cargo Administraciones Públicas y el Consejo de Política Fiscal y Financiera, un órgano donde se ventilan de forma periódica las carencias del sistema de financiación autonómica. En el caso de Asturias, los recursos de la financiación autonómica suponen un 75 por ciento, es decir , tres cuartas parte del Presupuesto anual del Principado. De ahí la importancia que tiene la posible interlocutora del Estado ante la negociación de la reforma del sistema de financiación, más aún si también es la responsable de lidiar con el desafío soberanista catalán.