Los quince diputados socialistas que votaron en contra de la investidura de Mariano Rajoy el pasado 29 de octubre serán sancionados la semana que viene con una multa de 600 euros previsiblemente y están pendientes de comprobar si su desobediencia les acarrea también ser apartados de sus funciones.

El caso paradigmático es el de la jueza y exmagistrada del Tribunal Supremo Margarita Robles, la independiente que concurrió a las elecciones como número dos del dimitido Pedro Sánchez, a la que algunos compañeros de grupo gustaría ver relevada de la presidencia de la Comisión de Justicia.

Por su parte, la que fuera cabeza de lista por Barcelona Meritxell Batet y la balear Sofía Hernanz podrían ser expulsadas de la dirección del grupo parlamentario, del que Batet es portavoz adjunta y Hernanz, portavoz sustituta, además de que ser ambas dos de los cinco secretarios generales adjuntos que tiene el grupo.

Otro diputado del PSC, el filósofo y catedrático Manuel Cruz, podría ser sustituido como portavoz de Educación y Deporte, justo en la semana en la que se debatirá en el pleno su proposición no de ley sobre la suspensión de la Lomce (Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa).

Otra de las posibles afectadas es la también catalana Mercé Perea, por ser la portavoz de la comisión de seguimiento y evaluación de los acuerdos del Pacto de Toledo, mientras que a la aragonesa Susana Sumelzo el castigo le afectaría en su condición de portavoz de Cooperación al Desarrollo.

Los sanchistas sostienen que una "purga" de diputados díscolos ahondaría más en la división interna que vive el partido y esperan que el castigo se limite a la multa de 600 euros.

Algunos de los socialistas considerados más afines a Sánchez, como el expresidente del Congreso Patxi López, la presidenta balear, Francina Armengol, y el primer secretario del PSC, Miquel Iceta, han defendido en Barcelona mantener los puentes entre el PSOE y los socialistas catalanes y han rechazado la hipótesis de una ruptura.

Antes de que Iceta viaje este lunes a Madrid para reunirse con el presidente de la gestora del PSOE, Javier Fernández, con quien deberá analizar las relaciones entre ambos partidos, López y Armengol se han desmarcado de las voces que sugieren romper con el PSC después de que desacatara la decisión de abstenerse en la investidura de Mariano Rajoy y se mantuviese en el 'no'.

En una mesa redonda para abordar la reforma federal en España, en el marco de la II Convención Federalista organizada por la Fundación Rafael Campalans, vinculada al PSC, López ha asegurado: "No entiendo el PSOE sin el PSC. Deberíamos trabajar todos en esa dirección. No me parece lógico que defendamos un modelo de país que luego no queremos aplicar dentro de nuestra vida orgánica".

Cuando uno de los asistentes le ha preguntado si no habría que "federalizar" el PSOE, López ha contestado: "Lo somos en la nomenclatura, pero quizá hemos de avanzar algo más en eso".

Aún más contundente ha sonado la presidenta balear, la socialista Francina Armengol, que ha alertado al PSOE de que sería "un error profundo" romper con el PSC.

Armengol ha constatado que el PSOE se encuentra en una "situación absolutamente interina", con una gestora que "está decidiendo cuestiones que no le tocan" y que "la única cosa que tiene que hacer" es "convocar el congreso ordinario de la forma más rápida posible". "Ya no hay ninguna excusa para no convocar el congreso ordinario", ha dicho Armengol, que ha reclamado que "el militante tenga la palabra en el PSOE".