A unos meses de la Asamblea Ciudadana estatal que Podemos celebrará a principios de año para definir su función en el escenario político, la formación morada pone a prueba su capacidad para lograr el difícil equilibrio entre su papel institucional y su presencia en la movilización social.

Tras la apertura solemne de las Cortes, ahora ya sí empieza el trabajo en serio en el Parlamento, después de una semana en la que Podemos ha buscado desmarcarse de aquellos a los que llama "partidos tradicionales" y al tiempo que cale el mensaje de que su prioridad es buscar soluciones a los problemas reales de los ciudadanos.

Problemas como la pobreza energética y casos como el de la muerte en Reus de una anciana a la que le habían cortado la luz, han acaparado la atención de Podemos que ha desplegado su actividad de forma simultánea en el Parlamento y en las calles.

El miércoles pedía en el Congreso la comparecencia del presidente de Gas Natural Fenosa, Isidre Fainé, para que explique si su empresa garantiza el cumplimiento de "los derechos humanos" y también organizaba las concentraciones de este sábado frente a las sedes de esa compañía en las principales ciudades, contando con la participación en ellas de sus más altos dirigentes, sin faltar el secretario general, Pablo Iglesias.

Las concentraciones forman parte de la iniciativa "Vamos" puesta en marcha por Podemos hace unas semanas con el objetivo de impulsar el trabajo en lo social en los barrios y señalar en actos "a los responsables de la violación de derechos".

Una campaña que quieren que sea una "vitamina" para el partido y, a la vez, un antídoto para no mirarse "tanto el ombligo" y no quedarse pegados "a la moqueta", según la definió el secretario de Organización, Pablo Echenique.

La pobreza energética es el tema que también ha elegido Iglesias para su estreno en una sesión de control al Gobierno, en la que ha sustituido el que podía haber sido su primer cara a cara con Mariano Rajoy, por una interpelación que responderá el ministro de Energía, Álvaro Nadal, a quien el miércoles preguntará qué medidas prevé el Gobierno para proteger a los "cinco millones de personas" que padecen esa situación.

Como un éxito propio han presentado además que su "presión" haya servido para que el exministro Jorge Fernández Díaz no presida la Comisión de Exteriores del Congreso después de haber hecho que el PSOE se avergonzara de permitirlo.

En su afán por marcar la diferencia, Podemos también ha salido en la foto esta semana por no aplaudir al Rey en la solemne sesión de apertura de las Cortes y evitar el besamanos y la parada militar posterior.

Son protocolos que les huelen a "viejo", formalismos que se saltan dándoles así ellos mismos un significado político quizá mayor del que tienen.

Esa es la fórmula que defiende Iglesias para el nuevo Podemos que saldrá del Vistalegre II, una combinación de "calle e instituciones", rebeldía y transversalidad, en la que no parece fácil lograr el equilibrio y sortear el riesgo de ser encasillado como el partido de la protesta, lo que alejaría a algunos sectores a los que todavía pretende atraer.

De todo ello, hablarán en la Asamblea Ciudadana estatal que ya está preparando Echenique con la ruta "Atarse los cordones", que arranca este domingo en Navarra y La Rioja y que le llevará a recorrer todos los territorios de España para tantear a los círculos y recabar las propuestas de las bases para convertir de verdad a Podemos en la "herramienta política del cambio social"