El PP entró en una revisión acelerada de la figura de Rita Barberá el día después de su muerte a consecuencia de un infarto. El portavoz popular en el Congreso, Rafael Hernando sostuvo ayer que el partido decidió apartar a la que fuera alcaldesa de Valencia durante 24 años y una de sus figuras más señeras para "protegerla" del "linchamiento" mediático, lo que no consiguió del todo porque "las hienas siguieron mordiéndola". Ante las peticiones de la familia de que no hubiera ninguna representación institucional en la despedida, Mariano Rajoy acudió al amparo de los vínculos personales y del partido a la capilla ardiente de Barberá, en el tanatorio municipal de Valencia, y encabezó el reconocimiento póstumo a la que fue una "extraordinaria" alcaldesa, de quien tuvo "el enorme honor de ser amigo".

Hernando fue ayer el más beligerante en la defensa de las decisiones que el PP adoptó en torno a la senadora tras ser investigada por presunto blanqueo de dinero, lo que la llevó a declarar, en su calidad de aforada, ante el Tribunal Supremo dos días antes de su fallecimiento. El portavoz parlamentario atribuyó las presiones desde el partido sobre Barberá para que abandonara sus responsabilidades públicas, y que acabaron con su salida del PP, al afán de evitar "su linchamiento", pese a lo cual "las hienas siguieron mordiéndola". El portavoz popular en el Congreso negó que en el partido exista "mala conciencia" por el fallecimiento de la exalcaldesa que, reiteró, fue "vilmente linchada", y no se puede imputar "la culpa al PP o a algún dirigente del PP que algún día la criticó".

En la misma línea exculpatoria del partido, el ministro de Justicia, Rafael Catalá sostuvo ayer que Barberá decidió "salirse de la primera línea de las noticias de cada día y poder ejercer su defensa con algo más de reposo y tranquilidad". Para Catalá hubo "una crítica excesiva e infundada" contra la senadora. Frente a los reproches de Aznar por su exclusión del partido, el expresidente del Congreso, Jesús Posada sostuvo que actuaron "adecuadamente" con la exalcaldesa.

El presidente del Gobierno reivindicó ayer su amistad con Barberá en la capilla ardiente de la senadora, a la que acudió encabezando una nutrida representación del PP, en la que destacaban la presidenta del Congreso, Ana Pastor, y la ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal. "Vengo aquí como presidente del PP y amigo de Rita. La conozco desde hace más de 30 años, hemos trabajado juntos en el partido y me cupo el honor de haberle ayudado en 1991 a negociar su llegada a la alcaldía de Valencia", manifestó Rajoy a sus llegada al tanatorio, del que salió entre los aplausos de las numerosas personas que acudieron a despedir a una exalcaldesa "extraordinaria".

La familia de la senadora responsabiliza al PP de su sufrimiento en los últimos meses. "Ha muerto de pena y, en esa pena, la fundamental aportación la han tenido los suyos", manifestaba en una entrevista radiofónica el abogado José María Corbín, cuñado de Rita Barberá. Por eso quisieron que no hubiera representación institucional ninguna en las honras fúnebres y que quienes acudieran los hicieran "como amigos" pero no en calidad de "representantes políticos", señaló Corbín. La exalcaldesa estaba "tensionada, preocupada y se rebelaba ante la injusticia de lo que estaba ocurriendo", relata su cuñado. "Toda la tensión venía determinada por esa persecución que nadie entendíamos y que era difícil de explicar", añadió para exponer las circunstancia en que la senadora vivió las semanas previas a su fallecimiento en un hotel madrileño. Félix Crespo, concejal del PP en la corporación de Barberá, lamentó que a la exalcaldesa de Valencia se le aplicara "una sentencia en vida" y "no ha podido asumir las vejaciones, el insulto, el desprecio y el olvido de tantos con los que trabajó y le quisieron".

Desde formaciones política en el ángulo opuesto al del PP, la vicepresidenta de la Generalitat valenciana, Mónica Oltra, de Compromís, defendió ayer que "es el momento del respeto, del silencio y de solidarizarse con la familia y amigos".