Hay modos muy distintos de ejercer de expresidente, incluso aunque se comparta ideología y se trate de pronunciarse sobre un mismo asunto. Felipe Fernández alabó los méritos de Susana Díaz para el liderazgo del partido sin llegar al ungimiento, con la excusa de que su espaldarazo resultaría un perjuicio. Ante tanta contención, la propia presidenta andaluza salió en respaldo de sí misma con aquello de "Felipe me apoya hasta cuando me critica".

José Luis Rodríguez Zapatero, en cambio, se abrazó a lo que se perfila como el mascarón de proa del socialismo español con entusiasmo impropio del hombre templado que fue. Que Díaz atrapa lo reconoce incluso alguien distante de sus planteamientos políticos como Miquel Iceta, algo que nada sorprende en un admirador de Rocío Jurado, que canta "Como una ola" para darse ánimos a sí mismo. Después de este revivir, queda la duda de cual es el auténtico Rodríguez Zapatero, el que ensalza a Díaz o el que elogiaba a Pablo Iglesias en la etapa socialdemócrata del número uno de Podemos.