El exsecretario general del PSOE y candidato a las primarias Pedro Sánchez abogó ayer por un partido "autónomo y de izquierdas", no situado "en tierra de nadie" como a su juicio lo ha dejado la gestora -a la que acusó de "debilitar los lazos" con el PSC-, y animó a los militantes a resolver la "encrucijada" en la que se encuentran los socialistas para poder ser alternativa a la derecha.

En un acto en Zaragoza que reunió a un millar de personas, según informó la organización, y precedido de la diputada Susana Sumelzo, advirtió a las bases que en España "solo hay dos opciones: el cambio o la derecha". Y él no renuncia a que el PSOE sea "la fuerza del cambio" en España.

"Todos queremos la unidad" en el PSOE, prosiguió, pero "la llave la tienen los militantes". Eso sí, dijo por delante, en alusión a Patxi López, ya candidato, y a Susana Díaz, que se espera que también lo sea, que él "nunca" verá a un compañero de partido como un adversario.

En su discurso, Sánchez defendió valores de la izquierda como el feminismo, el laicismo y el ecologismo, y apeló en su intervención a las personas mayores que mantienen los hogares con sus pensiones y a los parados de larga duración. Y volvió a defender el "no a Rajoy", argumentando que es "un no que es un gran sí al cambio político de regeneración democrática que necesita nuestro país".

En este contexto comparó el próximo congreso del PSOE con el de 1979, en el que el entonces líder socialista, Felipe González, dimitió para meses después volver como secretario general, propiciando que este partido se adecuara a "la realidad social", lo que le permitió ganar las elecciones en 1982.

Sánchez dijo que hay que "evolucionar para ser un partido mayoritario", avisó, alertando de que "si el PSOE se hunde, la izquierda no gobernará de nuevo este país". Y criticó a los "falsos profetas con pelo naranja".