El PSC tendrá que acatar las decisiones del PSOE en todos los asuntos que excedan el ámbito catalán. Ese es el compromiso que los socialistas catalanes adquieren en el documento que hoy firmarán Javier Fernández, como número uno de la dirección provisional del PSOE, y el secretario general del PSC, Miquel Iceta. En la práctica, esta renovación del acuerdo entre ambos partidos supone que no podría darse de nuevo una situación como la ocurrida en octubre pasado, cuando los diputados socialistas catalanes rompieron la disciplina de grupo y votaron contra la investidura de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno, amparándose en su pertenencia a un partido autónomo que decidió no secundar la directriz federal de abstenerse.

La decisión de los catalanes marcó un momento de extrema tensión entre ambas organizaciones que a punto estuvo de desembocar en la ruptura. La comisión bilateral, un órgano que ahora adquiere la condición de mediador permanente, recompuso en los últimos meses las relaciones y el documento que hoy formalizarán sus máximos dirigentes, tras ser aprobado ayer por sus respectivas direcciones, supone la firma de la paz. El conflicto queda "definitivamente cerrado", según ratificó ayer el portavoz de la gestora del PSOE, Mario Jiménez.

Sin aludir a la discrepancia de octubre, el documento se presenta como una actualización y desarrollo del protocolo de unidad que viene rigiendo sus relaciones desde 1978. Su cláusula principal delimita el espacio de decisión de cada uno de los firmantes: "Corresponde al PSOE la definición de la posición política de los socialistas en los asuntos de naturaleza o relevancia constitucional, así como en aquellos cuya aplicación excede del ámbito territorial de Cataluña". Dónde si reaparecen las discrepancias recientes es en la cláusula que establece, de forma específica, que "ambas organizaciones reconocen al Comité Federal como único ámbito de decisión en relación con la investidura del presidente del Gobierno".

Los términos del documento no restan peso político al PSC, según sostuvo ayer su secretario de organización Salvador Illa, quien reconoció la dificultad de alcanzar un acuerdo que despeja el peligro que pesaba sobre los afiliados del PSC de quedar excluidos en el proceso de primarias abierto para elegir al secretario general del PSOE. Esa fue la amenaza que la gestora puso sobre la mesa en un primer momento como respuesta a la posición discrepante del PSC. Ahora, los socialistas catalanes podrán participar en la elección del nuevo líder del PSOE siempre que estén al día en el pago de sus cuotas. Quedarán inscritos de forma automática en un censo específico en el que figurarán unos 14.000 los afiliados, según Illa. El secretario de organización del PSC asegura que el partido tiene en realidad unos 17.000 militantes, pero 3.000 de ellos no cumplen con su contribución, circunstancia que atribuye a problemas económicos, pese a lo cual los mantiene en sus listados. En el proceso interno en el que Miquel Iceta fue elegido secretario general del PSC participaron 9.000 afiliados.

Mario Jiménez eludió ayer pronunciarse sobre la afirmación del equipo de campaña de Pedro Sánchez de que ya tiene 80.000 inscritos en su página web, de los que 68.000 serían militantes socialistas. El portavoz de la gestora asegura carecer de "capacidad para saber si eso es o no cierto".