El acuerdo por el que Ciudadanos sumó el voto de sus 32 diputados a los del PP para investir a Mariano Rajoy como presidente del Gobierno provocó ayer un tenso enfrentamiento parlamentario entre los dos firmantes. Albert Rivera reprochó al jefe del Ejecutivo la resistencia de su partido a que se investigue su financiación en el Congreso, lo que supone incumplir uno de los compromisos del pacto de investidura. Ante la hostilidad del líder de la formación naranja, quien en un momento del debate reprochó a Rajoy con gestos su "caradura", el presidente amenazó con trasladar la comisión de investigación al Senado, donde el PP cuenta con mayoría absoluta, y extenderla al conjunto de los partidos, aprovechando lo que considera inconcreciones del acuerdo. Rajoy defendió además acotar el alcance temporal de la investigación para evitar adentrarse en los períodos más oscuros de la financiación de su partido, en buena parte objeto ya de procesos judiciales.

El cruce entre Rivera y Rajoy, en la sesión de control al Ejecutivo, fue la culminación de los reproches de Ciudadanos por lo que considera incumplimientos de lo que el PP se comprometió a materializar al inicio de la legislatura, como la limitación de mandatos del presidente y la supresión de los aforamientos. Los populares argumentan que ambas iniciativas requieren modificaciones constitucionales, algo que no ocurre con la creación de una comisión de investigación. Para esquivar esa resistencia, PSOE, Ciudadanos y Podemos acordaron aprobar en el pleno del Congreso de abril que se constituya dicha comisión para indagar la financiación del PP y que comience a trabajar antes del verano.

Ante lo que calificó de "gesto hostil" y "enorme deslealtad" de Ciudadanos, el portavoz popular, Rafael Hernando, registró ayer la solicitud de dos comisiones de investigación, una en el Congreso y otra en la Cámara Alta. En línea con lo anticipado por Rajoy, Hernando argumenta que el acuerdo con la formación de Rivera alude genéricamente a una "comisión parlamentaria", sin determinar la cámara, y deja abierta, como vienen defendiendo, que se someta a ella la financiación de todos los partidos y no sólo la del PP. Rivera vio así cómo se materializaba una amenaza de Rajoy que calificó como "broma de mal gusto".