El diagnóstico de la Comisión de Venecia del Consejo de Europa sobre la reforma del Tribunal Constitucional español propició ayer dos interpretaciones opuestas. Mientras que para el Ministerio de Justicia la resolución es un aval de la decisión de dar al Constitucional capacidades para ejecutar sus resoluciones, el presidente catalán Carles Puigdemont considera que "Europa planta cara a España" y desacredita la posibilidad de destituir a jefes de gobiernos autonómicos.

El órgano consultivo del Consejo de Europa para asuntos constitucionales manifestó el viernes en Venecia su opinión no vinculante, y difundida sólo parcialmente, sobre la modificación de la Ley Orgánica del Constitucional de 2015, a solicitud de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa. En su informe, la comisión considera que las enmiendas a esa ley "no contradicen las normas europeas", pero advierte que "España debería mejorar algunas de ellas", en referencia a la capacidad de destituir un presidente autonómico. La comisión considera que "debería reconsiderarse" el hecho de que el Constitucional ejecute sus propias sentencias a efectos de conseguir que ese tribunal se perciba "como un árbitro neutral, como juez de las leyes".

Para el Ministerio de Justicia el texto de la Comisión de Venecia no cuestiona la posibilidad de suspender temporalmente en sus funciones a cargos públicos, sino que hace "algunas recomendaciones" relativas a la aplicación práctica de este punto.

Sin embargo, para el presidente catalán, Carles Puigdemont, el dictamen de la Comisión de Venecia supone un varapalo a la reforma promovida por el Gobierno y como tal lo celebró ayer en las redes sociales. "Una gran noticia: Europa, por primera vez, planta cara a España", escribió en su cuenta de Twitter.