El ascenso meteórico de Fernando Martínez-Maillo, de 47 años, a la cúpula del PP de la mano de Mariano Rajoy le ha convertido en el hombre clave en Génova, por el que pasan todas las crisis. Nombrado vicesecretario de Organización en junio de 2015, Martínez-Maillo se ha vuelto la mano derecha del presidente, quien le reforzó en el Congreso Nacional del pasado febrero, nombrándolo Coordinador General del PP.

- ¿Cómo ha afectado al grupo parlamentario popular enfrentarse a su primera gran derrota en el decreto ley de la estiba al perder el apoyo de Ciudadanos?

-Tenemos 137 escaños y un acuerdo de investidura con Ciudadanos que queremos cumplir, esa es nuestra vocación. A partir de ahí, que cada uno asuma su responsabilidad. Nosotros vamos a presentar unos Presupuestos y estamos dispuestos a negociar, pero esa negociación depende mucho de la actitud de los demás, por lo tanto, la responsabilidad es compartida. Pero queremos una legislatura que dure. No pusimos condiciones a la abstención del PSOE en la investidura y le agradecimos que lo hiciera porque supuso para ellos un tremendo problema, lo reconocemos. Antes del pacto con Ciudadanos podíamos haber ido a unas terceras elecciones, el PP podía haber sumado más votos, pero eso significaba prolongar la inestabilidad. No podemos estar celebrando elecciones una y otra vez porque haya partidos que no asuman su responsabilidad y digan solo "no".

- ¿Tendrán que cambiar "el menú", sigue valiendo lo de las "lentejas" con Ciudadanos o quizá se inclinan más ahora por la "olla" del PNV con quien ya han llegado a un acuerdo en el País Vasco?

-Todo se está cociendo. Estamos negociando. Hablamos con el PNV, con Ciudadanos, con Coalición Canaria e incluso me reuní con Nueva Canarias y le vi disponibilidad al entendimiento. No hemos concretado nada, no hay acuerdo aún, pero hablaremos con todo aquel que esté dispuesto a hacerlo. Con Ciudadanos, como socio de investidura, hay buena sintonía. También hemos avanzando con el PNV. Pero no existen vasos comunicantes con la situación en el País Vasco. El PP vasco ha hecho un ejercicio de responsabilidad para evitar que haya inclinaciones hacia formaciones políticas radicales. Con Coalición Canaria existe un acuerdo de investidura que tendrá que cumplirse en la medida en que lo haga la agenda canaria pactada y no veo ningún problema para ello.

- Dice usted que tienen intención de cumplir el acuerdo con Ciudadanos, pues su socio Rivera parece que no lo ve así.

-Ya, pero es distinto hablar de las seis primeras medidas que de las 150 restantes. En esas seis medidas necesitamos los votos de otro partido. PP y Ciudadanos no suman para hacer una reforma de la Constitución si queremos reformar los aforamientos, tampoco si queremos limitar los mandatos. Y todo ello bajo la amenaza de un referéndum trampa de Podemos, puesto que lo pueden presentar 35 diputados. Podemos está deseando que se reforme la Constitución para llevarlo a cabo. Ellos quieren sacar de ahí algo totalmente distinto a lo que se pregunte, por ejemplo, Cataluña. Y Ciudadanos tiene que ser responsable en esa situación. Podemos no es un partido responsable cuando se habla de reformar la Constitución. No es que no queramos cumplir: ponemos sobre la mesa las dificultades objetivas del cumplimiento. Son solucionables, sí. Pero necesitamos al PSOE y que Podemos se comprometa a que no haya referéndum. No estamos dispuestos a que se incluya el artículo 135, como ha sostenido en las reuniones con Ciudadanos.

- ¿Qué esperan del Congreso del PSOE?

-Un partido político no es un fin en sí mismo, es un medio. Y cuando un partido político está abierto en canal durante tanto tiempo tiene repercusión en la gobernabilidad de España. Por eso el PP quiere hacer sus congresos en el menor tiempo posible. Los ciudadanos no tienen por qué soportar a un partido político hablando de sí mismo permanentemente, lo que quieren es que hablemos de sus problemas. Pero nosotros no vamos a inmiscuirnos en los procesos ajenos.

- Añoran el bipartidismo.

-Es que el bipartidismo no se ha ido. La cuestión es quién forma parte de ese bipartidismo. Quiénes son los actores. Lo tengo claro en lo que se refiere al centro derecha: el PP. No lo tengo claro todavía en la izquierda. España necesita una izquierda responsable, no la más radical, que es cortoplacista, que solo va al eslogan. Con un partido que convierte el Parlamento en un circo es muy difícil hablar. En cualquier caso, la situación actual del Parlamento se va a revisar con el paso de los años, estoy convencido.

- ¿Es reconducible la situación en Cataluña?

-Hay mayor presencia del Gobierno en Cataluña para mejorar las relaciones con la Generalitat, pero, sobre todo, para que haya una mayor interlocución para la sociedad catalana en su conjunto. La vicepresidenta Soraya Sáez de Santamaría está haciendo un gran trabajo y eso ya se está notando y la deriva independentista se está agotando día a día.

- ¿Justo cuando los independentistas plantean una desconexión exprés y el Parlament vuelve a desafiar las leyes estatales?

-Tomaremos las decisiones legales que correspondan en relación con este tema, como es lógico. No vamos a permitir que se incumplan las leyes en ningún caso. El Gobierno va a garantizar la unidad y la igualdad de todos los españoles en cumplimiento de la ley. Y en Cataluña no habrá referéndum.

- ¿Porque el Gobierno lo impida o porque exista una solución política, habida cuenta de la escasa renta que hasta ahora ha producido esa posición "frentista"?

-No lo va a haber porque es ilegal. Me niego a pensar que haya enfrentamiento ni lo buscamos. Tenemos la mano tendida para el diálogo. Decimos no al referéndum, pero de lo demás, de cómo se puede mejorar la vida de los catalanes, podemos hablar, también de la nueva financiación. Solo queremos el entendimiento. ¿Qué tiene que pasar en la antigua Convergencia para que se caiga del guindo? ¿Cuántos diputados tiene que perder aún para que se dé cuenta de la equivocación del proceso? Curiosamente, al final, los únicos políticos inhabilitados son los de la antigua Convergencia, no los de Esquerra. El más independentista se libra de las consecuencias de los incumplimientos ilegales.

- A Convergencia le pesa también la sombra de la corrupción. ¿Y al PP?

-El PP ha pagado un precio por la corrupción, en las urnas, en la imagen. Hemos pedido disculpas, tomado medidas internas y externas, pero es evidente que hemos tenido problemas como lo han tenido Convergencia o el PSOE. No es excusa, tenemos que asumir responsabilidades. Y a pesar de todo, aquí seguimos. Pero, evidentemente, nos ha hecho daño, no la corrupción: nos han hecho daño los corruptos.

- Núñez Feijóo manifestó recientemente que el sucesor de Rajoy no lo sería "a dedo".

-Sí, pero no por primarias, sino por el sistema de doble vuelta. Las primarias dividen al partido, nuestro sistema refuerza al líder. Las designaciones a dedo se pueden producir en situaciones excepcionales, pero lo normal es que, en adelante, lo que pueda existir sea la figura del candidato único.