El presidente de la gestora del PSOE y del Principado, Javier Fernández, se opuso ayer de plano a que el Partido Socialista se convierta en "una mera plataforma electoral al servicio de un líder", de igual modo que rechazó que democratizar la formación equivalga a convertirla "en una asamblea permanente". Fernández hizo estas consideraciones en su intervención ante el Foro Político de los socialistas, que cerró los trabajos de la ponencia marco que se debatirá en junio en el 39.º congreso del PSOE. El congreso, al igual que las primarias de mayo, se convocará en el comité federal que los socialistas celebrarán el próximo sábado, 1 de abril.

En el que se prevé que haya sido su último discurso antes de ese comité federal, Fernández explicó su concepción del PSOE -"socialdemocracia teñida de republicanismo cívico"- como "organización en la que haya espacio para compartir acuerdos y para mantener desacuerdos", lo que a su entender no es compatible con "una organización más débil" con "un liderazgo más fuerte".

El presidente de la gestora defendió que el PSOE debe tener "un único discurso en toda España", lo que no es incompatible, sostuvo, con "un Estado federal que promueva la igualdad social, proteja la diferencia cultural e impulse la unidad emocional" desde la pertenencia a "una única ciudadanía". Fernández aseguró que esa ciudadanía no supone borrar "ninguna experiencia, ni histórica ni cultural" y enfatizó que los socialistas llevan "la identidad y la patria en la cabeza y en el corazón, pero no en la entrepierna".

Para el líder socialista, la España de las autonomías es ya "el nombre emboscado y vergonzante que hoy asume el federalismo en España" por razones históricas. "Un federalismo", añadió, "incompleto, imperfecto, inacabado, desconstitucionalizado para procurar articular la unidad en un país con fortísimas pulsiones identitarias". Un federalismo, concluyó, que se ha de perfeccionar "reformando una constitución que no es federal".

Fernández reflexionó también sobre Europa en el día en el que se celebraba el 60.º aniversario de la firma del Tratado de Roma. Tras calificar a la UE de "extraño animal político", con himno, bandera, derecho, moneda y funcionarios, pero sin europeos, constató que la Unión "está parada", porque el método que la impulsó está agotado y "no se puede avanzar sólo con tratados intergubernamentales". Por ello reclamó el paso "de la Europa de los Estados a la Europa de los ciudadanos", una Europa "que vuele", lo que significa, dijo el líder socialista, "perseverar en un modelo de democracia que es inseparable también de un modelo social".