El Parlament avaló ayer la reforma del reglamento de la Cámara que permitirá aprobar por vía exprés, en lectura única, las denominadas leyes de desconexión. Junts pel Sí (JxS) y la CUP hicieron valer su mayoría absoluta para sacar adelante una iniciativa legislativa que mereció calificativos de la oposición tales como "insulto a la inteligencia" o "golpe de Estado".

Todo ello, además, después de que las fuerzas soberanistas festejaran al diputado de JxS Lluís Llach, que la víspera había amenazado con "sanciones" a los funcionarios -pero, sobre todo, a los Mossos d'Esquadra- que no acaten la ley de transitoriedad jurídica, la más importante de las tres normas con que la Generalitat planea romper con España.

De hecho, antes de la votación, el presidente Puigdemont se negó a reprobar a Llach por sus advertencias, como le había pedido el portavoz del PP, Xavier García Albiol, y presentó al cantautor como una víctima "de censura, detención, prohibición, exilio, por gente que en el momento en que comenzó su carrera política gobernaba Franco y cuando la acabaron eran diputados de su grupo político".

Pero Puigdemont hizo algo más que arropar al diputado Llach; avanzó, también en respuesta a Albiol, que el Gobierno catalán no mirará "hacia otro lado cuando un funcionario o un servidor público no haga caso de las leyes vigentes".

La reforma del reglamento avalada ayer por el Parlament permitirá que una proposición de ley sea tramitada en lectura única, si lo acuerda el Pleno a solicitud de los grupos promotores tras escuchar a la Junta de Portavoces.

Así, la ley de transitoriedad jurídica, cuyo contenido desconocen los diputados de la oposición, podría debatirse y votarse en un único día, sin requerir antes un debate de totalidad ni el trámite parlamentario convencional.

En este contexto, la presidenta andaluza y aspirante a liderar el PSOE, Susana Díaz, afirmó en una visita a Barcelona: "Todo el mundo sabe que no habrá referéndum; el primero, el propio presidente de la Generalitat".