Susana Díaz y Pedro Sánchez quemaron ayer en Sevilla, el feudo por excelencia del PSOE desde hace cuarenta años, sus últimos cartuchos para las elecciones primarias en las que mañana, domingo, la militancia socialista elegirá a su nuevo secretario general poniendo fin a más de ocho meses de gobierno de la gestora presidida por el asturiano Javier Fernández.

Díaz, la candidata de todos los pesos pesados históricos del PSOE y de la mayoría de los barones, jugaba en casa. No en vano es la secretaria general del PSOE andaluz y la presidenta de la Junta de Andalucía. Arropada por el exvicepresidente Alfonso Guerra y por la plana mayor de su Gobierno autonómico, la candidata prometió ante 3.000 personas luchar por la unidad de los socialistas y aseguró, en una invectiva contra Podemos y Sánchez, que si ella gana los comicios internos "se va a respetar al Partido Socialista", porque "en el PSOE van a decidir los socialistas" para que vuelva a ser alternativa de gobierno.

"Que se vayan preparando; el PSOE es autónomo, al PSOE se le respeta, a los socialistas se les respeta, y a los presidentes que han cambiado España de arriba a abajo se les respeta", clamó en un tono encendido. Díaz prometió en el Muelle de las Delicias sevillano "recuperar los valores, la formación de los jóvenes para ser buenos socialistas, legales y leales" y aseguró que de su mano se recobrará la rebeldía y también "el orgullo de ser un partido grande". Además, garantizó que dirigirá el partido "con humildad" y que será "generosa desde el minuto uno".

A dos kilómetros del Muelle de las Delicias, en el Muelle de la Sal, el ex secretario general Pedro Sánchez también prometió unidad, a la vez que hacía una invocación al socialismo andaluz, "al PSOE de Andalucía de siempre", para que asuma la responsabilidad de "liderar el cambio".

Sánchez aseguró que, sea cual sea el resultado de las primarias de mañana, tendrá "lealtad" con el resultado, con el mandato de las urnas y con los afiliados. El ex secretario general pidió el voto "para situar al PSOE donde se merece" y se defendió de las acusaciones de Díaz de cambiar de opinión y dar "volantazos": "Hay que evolucionar, plantear nuevas realidades y nuevas respuestas", dijo, antes de insistir en que el único "volantazo" del PSOE ha sido la abstención ante el PP que permite gobernar a Rajoy.

Patxi López, el tercero en discordia, escogió Madrid, donde hizo un llamamiento a la militancia para frenar "las máquinas de guerra, el insulto y el odio" de sus dos rivales, a la vez que instó a buscar un pacto de unidad con el que "salvar" a un partido al que calificó de "roto y enfrentado". López, el único candidato al que se considera seguro perdedor de los comicios, se proclamó ganador de las elecciones primarias en "dignidad, nobleza, propuestas y principios".