El recuento electoral se inició con una tranquilidad inquieta. Los teléfonos móviles escupían datos, los corrillos rumores y la gestora no daba señales de vida. Javier Fernández llegó al filo de las seis de la tarde. Entró por el garaje y no se dejó ver por los medios de comunicación que aguardaban a la puerta de Ferraz.

Según avanzaba el escrutinio, los militantes partidarios de Pedro Sánchez se fueron acercando a la sede socialista en mayor número. Cuando su victoria parecía ya irrevocable, comenzaron los gritos: "Sí es sí", "Esta es nuestra casa", "Pedro, presidente" y un amago de cantar "La Internacional" que derivó en tarareo.

Dentro, la gestora oficializó los datos, pero no fue Javier Fernández el encargado de hacerlo, sino el portavoz de la misma, Mario Jiménez, quien declaró la victoria de Sánchez. En el mismo lugar, la sala de prensa, hicieron una breve intervención los derrotados Patxi López y Susana Díaz, que felicitaron al ganador y prometieron servir lealmente al nuevo secretario general. Javier Fernández no compareció.

Finalmente, el nuevo secretario general se dirigió a la sala donde se celebran los comités federales como el que le defenestró en octubre. Allí le esperaban su equipo más cercano, con las asturianas María Luisa Carcedo y Adriana Lastra, y simpatizantes de su candidatura a los que finalmente se les abrió el acceso a la sala y que no dejaron de aclamar al nuevo secretario general y que incluso corearon "Adriana, nueva portavoz".

Por último, un equipo de megafonía llevó la voz de Sánchez a los cientos de simpatizantes que aguardaban en el exterior de la sede y que aclamaron al nuevo secretario general. Y se supone que Javier Fernández abandonó en algún momento la sede con la misma discreción que la que llegó.