La alcaldesa de Barcelona y líder de Catalunya en Comú, Ada Colau, anunció ayer que el Ayuntamiento dará "todas las facilidades" para votar en la consulta del 1-O, "sea lo que sea: una movilización o un referéndum efectivo". Colau corrige así, al menos en parte, la ambigüedad de la posición fijada por su partido, que el domingo desencadenó una tormenta de críticas sobre los "comunes". La víspera, Colau había evitado llamar a la participación activa (el voto) en la consulta unilateral de secesión prometida por la Generalitat por las "muchas incógnitas" que aún despierta, lo que la convierte en una cita para la "movilización", pero no en un "referéndum vinculante".

Colau, que gobierna Barcelona con el PSC, ha prometido pedir un informe al secretario del Ayuntamiento (y acatarlo) antes de ceder espacios municipales para la votación, pero sólo cuando Puigdemont convoque la consulta. El PSC confía en que no hará nada "ilegal".

Además, Gobierno y Generalitat celebraron una reunión de la junta de seguridad y acordaron que los Mossos d'Esquadra accedan a la información de Europol y también a los foros estatales policiales de la lucha contra la amenaza yihadista.