Un nutrido grupo de asturianos, bien conocidos en sus respectivos ámbitos de actuación, han aceptado el reto de analizar para los lectores de LA NUEVA ESPAÑA el referéndum celebrado ayer en Cataluña y las consecuencias que de este polémico proceso pueden derivarse. En las opiniones que a continuación se exponen, predomina una visión crítica del itinerario elegido por las fuerzas secesionistas y una descalificación drástica de su validez legal. Sin embargo, en algunas posturas se censura, asimismo, el papel de los gobiernos central y la necesidad de haber abordado con anterioridad un problema de larga gestación.

Isabel Torrente, profesora de Historia medieval de la Universidad de Oviedo

"Carezco de datos sobre los intereses reales, quizá inconfesables, que subyacen en los acontecimientos de Cataluña. Pero, como modesta ciudadana, pude observar un proceso de creciente desvarío forjado de mentiras, de una falsificación del pasado histórico que tiembla el misterio. Asimismo, se constata el insistente lanzamiento del insulto de fascista a quienes simplemente piensan diferente por parte de los que tienen todos los visos de hablar prosa sin saberlo, y, además, la grandilocuente apelación a la democracia por quienes no parecen distinguirla de la demagogia. En suma, se formó un conglomerado social de difuminados contornos en el que participan pueblo, clero y oligarquía fundidos en el crisol del nacionalismo, algo ya viejo y de funesto recuerdo. La algarada del llamado referéndum, según me temo, no será única. Desearía equivocarme".

César Morís, director del área del Corazón del HUCA

"Por razones de trabajo, mantengo una relación intensa con Cataluña y percibo un sentimiento nacionalista profundo y extendido en esa sociedad. Como todos los sentimientos, es muy difícil, si no imposible, cambiarlo; ni siquiera modularlo. Desde la instauración de la democracia, este sentimiento estuvo canalizado en gran medida gracias a la habilidad política de Jordi Pujol y del partido CiU, que mantuvo el catalanismo en niveles moderados. El independentismo se mantuvo en límites no significativos. La confluencia de múltiples factores -el rechazo por el Tribunal Constitucional de la propuesta de reforma del Estatuto de Cataluña, la crisis económica, la desaparición de CiU, la irrupción en el Gobierno catalán de partidos independentistas y antisistema- ha hecho que la acción política catalana se haya enfocado hacia la independencia y sin que haya, en este momento, fuerzas que actúen como contrapeso. El segundo aspecto es la realización del referéndum. La democracia es respeto a las leyes y esta consulta se ha organizado sin respetar las normas que rigen nuestro Estado de derecho, y por ello era un referéndum ilegal que no debía realizarse. Llegados a este punto, lo importante es preparar el día después. Hay que buscar fórmulas de entendimiento que den respuesta a ese sentimiento nacionalista, actualmente radicalizado, sin que todo se reduzca a la disyuntiva independencia si, independencia no".María Teresa Álvarez, escritora

"¡Qué dolor ante lo que está pasando en Cataluña! Un auténtico golpe de Estado. Y que quienes lo han organizado se consideran víctimas de la represión. Una locura. Es una de las más difíciles situaciones a las que ha tenido que enfrentarse el Gobierno de España desde la Transición. Mi apoyo y felicitación a los cuerpos y fuerzas de Seguridad del Estado, Policía Nacional y Guardia Civil por hacer cumplir la ley, defendiendo de esa forma el Estado democrático en el que vivimos. Pase lo que pase, no será bueno. La herida profunda que divide a la sociedad catalana está abierta. ¿Y ahora qué? El Gobierno pide a Puigdemont que frene esta locura, pero él mantiene que está convocado el Parlament en el que pretende hacer una declaración unilateral de independencia. Me encuentro fuera de España y lo estoy siguiendo por los medios de comunicación. La distancia física no aminora el dolor, la preocupación y la indignación, pero sí aumenta el sentimiento de vergüenza ante el bochornoso y doloroso espectáculo que estamos ofreciendo al mundo".

Pilar García, Directra general de Tekox

"España no ha sido sin Cataluña y sin Cataluña será otra cosa, pero no España. El 1 de octubre no vale. Es una farsa, una trampa, una ficción. Una ilegalidad hecha para sustituir la voluntad democrática de la mayoría de los ciudadanos por la voluntad de una minoría con poder para imponer sus deseos. El 1 de octubre es también un cúmulo de desastres de unos y otros que ha acabado el día con fotografías en todos los medios de nuestro país con heridos en las calles catalanas. Estamos siendo espectadores de violencia, ilegalidad y división. En definitiva, tenemos ante nosotros el fracaso de todos. Es por ello que no debemos seguir esperando a que los problemas se solucionen sin formar parte de la solución. Como sociedad civil toca exigirle a nuestra clase política que escriba una nueva pagina de nuestra joven democracia y dé los pasos necesarios para renovar una Constitución que en estos momentos está desbordada por los acontecimientos y que ya no preserva la paz de nuestra nación. Una Constitución que ha permitido un importante desarrollo estos últimos 40 años, pero que hoy necesita un cambio que contemple un nuevo paradigma para nuestro país. Ejerzamos nuestro deber como ciudadanos comprometidos y sigamos escribiendo juntos nuestra historia".Agustín Costa, Catedrático de Química Analítica de la Universidad de Oviedo

"Recuerdo con cierta nostalgia algunos aconteceres de mi estancia postdoctoral en el condado de Devon, en el sur del Reino Unido, y uno de ellos está relacionado con mi primera experiencia con el nacionalismo. En este caso, con el nacionalismo vasco. Amigos comunes me presentaron a una mujer vasca de porte elegante que era 'assistant' de una 'lady'. A pesar de llevar muchos años en el Reino Unido, seguía manteniendo un nacionalismo excluyente. Aquello chocaba frontalmente con mi manera de pensar. Luego todos vivimos más tarde como la mayoría de un pueblo acosaba a las víctimas de un terrorismo nacionalista. Y yo, que siempre he pensado en sumar, en enriquecerme con los valores de los demás, tropezaba entonces y tropiezo ahora con esa misma mentalidad. Ayer en Cataluña se libró sin duda una singular batalla. No se trataba de llevar a cabo un referéndum ilegal ó no. Lo que se trataba era de avanzar un paso más en el camino hacia la independencia basado en un sentimiento nacionalista real o fingido, potenciado por unos políticos de poca talla y apoyado por una educación deficiente y engañosa que fomenta la ruptura más que la unión y la cerrazón más que la amplitud de miras. Pero lo de ayer, no lo olvidemos es tan sólo una batalla más".Joaquín Ocampo, Catedrático de Historia de las Instituciones Económicas de la Universidad de Oviedo

"Para la Ilustración, no había más patria ni frontera que la de la razón. Marxismo y socialismo, en nombre del internacionalismo proletario, aspiraron a construir la patria de la igualdad del pueblo trabajador. Fascismo, racismo, nazismo y nacionalismo son primos hermanos: apelan a la diferencia, a las fronteras, al antagonismo, al odio 'al otro'. Parte de su éxito reside en la simplicidad y sencilla asimilación de su mensaje, más simbólico e iconográfico que filosófico o intelectual, y dirigido a los instintos, pasiones e intereses de multitudes indocumentadas y poco propensas a la lectura o al estudio de la historia. Baroja o Unamuno, conociendo la enfermedad, apelaron a una receta infalible: 'el nacionalismo se cura leyendo y viajando'. Que acertaron, lo prueba el carácter estratégico que el nacionalismo ha otorgado al control de la educación y de los medios de información: es la vía para reinventar una historia que lo legitime una vez pasado el ruido y la furia de las banderas".Adonina Tardón, Directora del Área de Medicina Preventiva de la Universidad de Oviedo

"A la clase política que tenemos la suspendería con un 'muy deficiente'. No debería haberse llegado a este espectáculo de 'boxeo entre los ciudadanos' porque la violencia y el enfrentamiento no resuelven nunca nada. Además, me asusta que los gobiernos central y autonómico se empeñen en ahondar más en lo que nos separa que en lo que nos une. Soy una mujer libre e independiente, y así creo que he podido vivir en España en estos cuarenta años. Sin embargo, hablando con grandes amigos, ciudadanos catalanes de mi edad, expresan que España les ha explotado durante estos cuarenta años. ¡Pero si España somos todos cuando votamos, ¿no?! En resumen, no sé qué pensar de los ciudadanos españoles. Será que somos todos torpes y fáciles de manipular por la clase política y sus intereses y ansias de poder; o somos tribus incapaces de convivir, ser solidarias y compartir. No tengo la respuesta, y lo único cierto es que hoy me siento triste e inquieta con lo que nos deparará el futuro".

Jorge Otero, músico

"Tuve la suerte de estudiar Derecho Constitucional en la Universidad de Oviedo, y pude aprender que nuestra Constitución es una de las más avanzadas y progresistas del mundo. Parece que a los políticos de ambos bandos no les interesa recordar que nos permite la reforma de todos sus artículos, algo que no sucede en muchos países de nuestro entorno. La democracia la garantiza el Estado de derecho. Una manifestación del sentir popular no se convierte en un acto democrático por la existencia de urnas y papeletas. Una vez demostrado que lo del 1-O no tiene ninguna validez legal y desmantelada su operativa, me parece un error gravísimo utilizar la fuerza contra la ciudadanía. Las consecuencias deberían pagarlas los políticos".Esther Blanco, psicóloga

"Los países, las naciones, los pueblos, enferman igual que las personas. Enferman de identidad, de autodirección, de empatía y de intimidad. Las dificultades en estas áreas constituyen el núcleo de la enfermedad. Cataluña padece de una grave dificultad en el funcionamiento de su personalidad. La identidad es aquello que uno es o dice ser, la experiencia de uno como único; pero Cataluña desconoce que esa identidad es una fortaleza ilusoria, un constructo con el que nos identificamos para conseguir orientarnos y situarnos en la vida. Cataluña no ha madurado aún para mantener estable su autoestima, para acertar con la exactitud de su autoevaluación, para regular sus propias emociones, para comprender y valorar la experiencia del otro, para ser tolerante y flexible, ni para disfrutar de la reciprocidad de las relaciones. Cataluña desconoce su inconsciente, sus heridas históricas, sus propios traumas que no hacen más que operar bajo la superficie. Y España necesita líderes capaces de reparar la herida. De momento no parece que haya encontrado más cura que la lejanía, el independentismo y la separación. Cataluña está enferma".Josefina Martínez, Catedrática emérita de Lengua de la Universidad de Oviedo

"Hablo desde el sentido común, porque no soy politóloga y, por lo tanto, carezco de la finura política necesaria para analizar este 'fregao' o esperpento. De aquellos polvos vienen estos lodos. Son el resultado de lo acaecido en los últimos 40 años en el País Vasco y Cataluña por la tibieza de los gobernantes del Estado español ante las pretensiones insaciables de los independentistas para seguir enquistados en sus poltronas. El espectáculo de ayer podría quedarse en el ámbito folklórico-festivo, con la correspondiente dosis de alboroto y algarada. Sobre el papel, todo podría terminar en negociación y más prebendas, como de costumbre. Pero, visto lo visto, la cosa puede ir más lejos, porque se está jugando con las emociones, con los sentimientos del pueblo llano. Lo de ayer fue un referéndum ilegal, contrario a la Constitución. Ha sido un acto de sedición en toda regla, y lo que procede es aplicar el artículo 155 con toda contundencia. La batalla mediática la han ganado, al menos por el momento. Han votado; de aquella manera, pero han votado. Es de esperar que el próximo día 6, el iluminado, y casi demiúrgico, Puigdemont, declare la independencia de modo unilateral. ¿Tendrá la misma respuesta que Companys en 1934? Lo dudo".Lucía Payero López, doctora en Derecho

"Ayer no se celebró un referéndum en Catalunya. Pero eso ya se sabía de antemano. Conforme a la legalidad española, el 1-O no se convocó un referéndum porque el Congreso rechazó delegar en el Parlament dicha competencia. Desde el punto de vista fáctico, la votación no contó con todas las garantías exigibles para certificar la fiabilidad del resultado, entre otras razones porque el Gobierno central impidió a las autoridades catalanas acceder al censo electoral. El 1-O no hubo referéndum alguno, ni tampoco el 9-N. Ahora bien, la principal diferencia entre ambas convocatorias cívicas reside en la respuesta ofrecida por el Estado. En esta ocasión, y como consecuencia de la absoluta falta de proporcionalidad de las medidas adoptadas para 'frenar' el 1-O, el foco de atención se ha desviado de la independencia a la calidad democrática del ejecutivo español. Y, por lo que a estándares democráticos se refiere, no se puede más que concluir que el Gobierno central ha suspendido".

Alejandro Braña, presidente del Colegio de Médicos

"La voluntad de dialogar para llegar a acuerdos y la sujeción a una normativa autoimpuesta -leyes- son los dos elementos esenciales para que una sociedad se desarrolle y prospere. No es, por tanto, comprensible que en una sociedad moderna y avanzada se haya llegado a la celebración de esa especie de consulta independentista -que no referéndum- programada y dirigida por una parte de la sociedad catalana, que está provocando una enorme división social en la propia Cataluña y, como ya se ha visto, una difícilmente reconciliable división entre Cataluña y el resto de España. El mundo es, hoy, un mundo abierto e interconectado y sólo las sociedades unidas y capaces tienen posibilidades de prosperar. Es, por tanto, contraproducente que se proponga volver la vista atrás invocando no se sabe qué caracteres diferenciales para proponer un futuro reduccionista e introspectivo y, por tanto, exclusivista, que sin duda alguna va a limitar las posibilidades de desarrollo de la potente comunidad catalana. Este intento de 'Catexit' es una mala noticia , pues establece un punto y aparte en la convivencia entre las gentes de nuestro país y debilita la capacidad de progresión que tenemos como colectivo. Por otra parte, como nación, es la hora de poner en valor la capacidad que tenemos de defensa de nuestra Constitución y del Estado de derecho, que son responsabilidades ineludibles de quienes nos gobiernan. Recordando la frase de Fouché, diría que esta consulta independentista urdida por el Gobierno de la Generalitat es mucho peor que un desastre de la convivencia en nuestro país, es un error".Nocole Holzenthal, filósofa

"Como hispanista y filósofa me enfada el desprecio a una nación tan vieja y con tantos logros. El referéndum es bien recibido por los que tienen ganas de ver una España debilitada. Si son extranjeros, hasta cierto punto, tiene su lógica. Europa no es un club de amigos. Bismarck inició su 'Kulturkampf' para la unificación de Alemania basándose en el mito de una 'cultura nacional'. Aquí, la idea de cultura se usa para diferenciar las regiones. Lo que más me sorprende es el autodesprecio y la apropiación de la Leyenda Negra por parte de españoles. Llamar 'nacionalistas' a los que odian a España no me parece adecuado. Los catalanes, de momento, son ciudadanos españoles, y en Europa todos los españoles pierden aún más peso en este proceso. Lo cual alegrará a defensores de la Leyenda Negra, quizás herederos del 'Kulturkampf'... a mí, no".Leonor Suárez Llanos, profesora de Filosofía del Derecho de la Universidad de Oviedo

"Debería haberse negociado antes: no los votos, el objetivo. Tendría que haberse pactado antes: un modelo democrático de garantías de los derechos de cada ciudadano diferente. Debería haberse impedido antes: que unos convirtieran a otros en enemigos por no compartir su ideario nacionalista, de educación, de lengua... Pero no se hizo. Y ahora toca empezar en un escenario peor que el anterior y que el que era posible. Si bien me parece que algunas cosas empiezan a aparentarse bastante claras; de momento, que la irresponsabilidad de quien saca a los ciudadanos a la calle a ver qué pasa, pues algo seguro pasará, y la irresponsabilidad de quien no hace ni dice nada para ver qué consecuencias trae lo que pasa y termina tratando el asunto como si afectara a la seguridad nacional, bien merecen un par de despidos justificados, y que hay que hablar de varios procesos quirúrgicos de rejuvenecimiento democrático y constitucional que miren a la federación".Susana Pérez Alonso, presidenta de la Asociación de Usuarios de la Sanidad

"El Gobierno y los partidos constitucionalistas con el PSOE a la cabeza han permitido que los burgueses del 3% pongan a España al borde de la división y de nuevo la ruptura. Yo quiero votar, pero quiero votar si quiero un cambio constitucional que elimine las autonomías para votar su eliminación. La Constitución ha sido pisoteada por la secesión y la corrupción. Infinita tristeza por España y por ver cómo vuelve a caminos no deseables".