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RAMÓN RODRÍGUEZ PRENDES | Guardia civil asturiano, secretario general de la Unión de Guardias Civiles (UnionGC)

"Los catalanes no separatistas ven a la Guardia Civil como sus defensores"

"La situación es insostenible: o se refuerza la presencia de agentes en Cataluña, tomando todas las competencias, o se retira a todos"

Ramón Rodríguez Prendes. LNE

Ramón Rodríguez Prendes, asturiano enamorado de su Perlora natal, es el máximo responsable -secretario general- de la Unión de Guardias Civiles (UnionGC), una asociación profesional que aglutina a unos 7.000 agentes de todo el país. El pasado domingo estuvo en Barcelona para seguir en vivo "el sainete ése al que han puesto el nombre de referéndum", y se mantiene en estrecha comunicación con sus compañeros.

- ¿Que vio el domingo en Barcelona?

-Mucha implicación por parte de la Guardia Civil y de la Policía Nacional, y nula implicación por parte de los Mossos d'Esquadra. La imagen de los Mossos va a resentirse después de esta actuación. Ha sido descorazonador.

- ¿Por qué fueron así las cosas?

-Estuvimos hablando con los Mossos y nos reconocieron que tenían órdenes no escritas de no colaborar con la Guardia Civil ni con la Policía Nacional. También nos comentaron que el domingo se dio día libre a un tercio de la unidad antidisturbios. Además, en esos días críticos cogieron baja médica un alto porcentaje de la plantilla global, y en particular de los antidisturbios.

- ¿A qué atribuye esas bajas?

-Se supone que no querían afrontar la situación, aunque no vamos a entrar a analizar dictámenes médicos individuales. Por otra parte, la unidad antidisturbios de los Mossos era la encargada de cubrir el partido de fútbol del Barcelona, con lo cual no quedaban efectivos para dar servicio en el evento más peligroso de ese día.

- ¿Cómo valora los hechos?

-Los independentistas están actuando como unos manipuladores natos. El dispositivo que desplegaron los Mossos no tenía nada que ver con los de otros referéndums. En los anteriores, había una pareja de agentes con un vehículo para dar seguridad a cinco o seis puntos de votación. Esta vez se asignaron para cada punto dos mossos y sin vehículo. Con lo cual, la plantilla fue dispersada y no disponían de un pelotón que pudiera hacer frente a una algarada numerosa. Fue una estrategia diseñada por la Generalitat y por Trapero, el jefe de los Mossos, para no prestar colaboración. Luego hubo algún miembro de los Mossos que hizo frente a agentes de la Policía Nacional y de la Guardia Civil. El ambiente se cortaba. Fueron hechos aislados, pero sucedieron.

- ¿Ha habido proporcionalidad en la actuación policial?

-Yo quisiera que alguna mente pensante de este país nos diga cómo se afronta una situación de resistencia pasiva. Si te encuentras con una multitud de personas que no quieren moverse de un sitio en el que está prohibido estar; o si, por orden de un juez, tenemos que entrar a un local de votación para quitar las urnas, y están taponando la entrada, ¿qué hacemos? No queda más remedio que usar la fuerza.

- ¿Ha habido excesos?

-Ha habido la violencia imprescindible para repeler agresiones. Los agentes de la Guardia Civil y de la Policía Nacional han recibido órdenes expresas de soportar empujones, insultos, escupitajos, vejaciones y amenazas para no generar situaciones conflictivas. Están aguantando lo indecible. No sólo los que están de servicio, también los que están fuera de servicio. No les dejan dormir mientras están en los hoteles.

- Van a investigarse las expulsiones de policías de los hoteles en los que se alojaban.

-Los nacionalistas han amenazado a los propietarios con quemarles el negocio. Algún alcalde ha amenazado con precintarles los hoteles y hacerles la vida imposible. Estamos ante una deriva mafiosa, tercermundista, nazi, que recuerda mucho a la situación del País Vasco a finales de los 70 y en la década de los 80 del siglo pasado.

- ¿Sus compañeros se quejan?

-Los agentes están demostrando una profesionalidad como la copa de un pino, y se merecen el reconocimiento de todo el pueblo español. El domingo hubo más de 400 heridos, pero ninguno ha pedido volver a su casa. Un guardia civil con un dedo roto me comentaba que quizá con un guante fuerte podría seguir. Esa actitud tiene un valor incalculable. No obstante, buena parte de los heridos van a volver a sus casas.

- El PSOE pedirá la reprobación de la vicepresidenta del Gobierno central por las cargas policiales.

-No quiero señalar a ningún partido. La Guardia Civil es apolítica. Pero hay manifestaciones de personas pública que verdaderamente provocan náuseas.

- ¿Cómo reacciona la ciudadanía no nacionalista?

-En los cuarteles de la Guardia Civil de Cataluña estamos recibiendo continuamente muestras de afecto. Acude gente a pedir que los agentes no se vayan. Les trasladan su afecto, les llevan fruta y comida... No son gestos aislados, sino una tónica general que está sucediendo en cada cuartel. Los catalanes que no comulgan con el ideario independentista no quieren que la Guardia Civil se vaya de allí. Nos ven como sus defensores. Temen que, si nos vamos, ellos serán los siguientes en los que van a centrarse las iras de los separatistas. Hay una mayoría que está en silencio porque se ha impuesto la ley del miedo. Se sienten tan hostigados como los agentes. Están amenazados y marginados. Sufren los efectos de una conducta mafiosa.

- ¿Qué sucederá en los próximos días si hay una declaración de independencia?

-El Estado tiene que tomar cartas en el asunto, y ya. No debería haberse llegado a esta situación. O se refuerza la presencia de la Guardia Civil en Cataluña, y eso significa tomar todas las competencias, o de lo contrario que retiren a toda la Guardia Civil. La situación actual de tibieza es insostenible.

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