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ENRIQUE MORADIELLOS | Catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Extremadura

"Hay catalanes que aspiran a ser los daneses del sur, libres de vagos españoles"

"Estamos ante una crisis continental, un intento de fracturar el Estado y rectificar fronteras, las huellas sangrientas que nos deja la Historia"

Enrique Moradiellos. LUISMA MURIAS

- Un juicio sobre la crisis en Cataluña.

-Algo muy gordo. Es sorprendente que ni el país en general ni las élites políticas y económicas fueran capaces de ver lo que se avecinaba, porque Cataluña apuntaba maneras desde hace tiempo.

- ¿Lo que vivimos hoy acabaremos leyéndolo en los libros de texto?

-Seguramente sí porque estamos ante una de las grandes crisis continentales, el intento de fractura de un Estado y de rectificación de fronteras en una Europa donde esas fronteras son las huellas de la Historia en forma de sangre. Hoy, hablar de fronteras es abrir una peligrosíma Caja de Pandora porque no hay un solo país de Europa que no esté afectado por tensiones centrífugas de alguna parte de sus territorios.

Enrique Moradiellos García (Oviedo, 1961) es catedrático de Historia Contemporánea en la Universidad de Extremadura. Ha impartido docencia en la Complutense y en la Universidad de Londres. Especialista en Historia de España en el periodo entre 1931 y 1979, dos de sus obras se han convertido en referencias académicas de primera línea: el ensayo sobre Juan Negrín y el libro "Franco frente a Churchill. España y Gran Bretaña en la II Guerra Mundial".

- La Unión Europea tiene una postura inequívoca en lo referente a la independencia de Cataluña.

-Una postura lógica. Juncker lo dijo hace unos días. Si ya es difícil gestionar una UE con 27 miembros, hacerlo con noventa sería literalmentre imposible. Si se abre la veda estamos perdidos. Se juega con fuego y el reto está en que Europa logre establecer topes sin violar derechos.

- Hay quien piensa que esto tiende a desinflar.

-La tendencia al cálculo de limitación de daños no suele funcionar. Sería un grave error pensar eso. Es bueno echar mano de la Historia, que nos enseña muchas cosas. ¿Acaso pensaban países como Brasil o Japón que una disputa entre Serbia y Austria en 1914 iba a suponerles entrar en una guerra terrible? La Historia nos envuelve aunque no queramos, los procesos históricos arrastran y a los primeros que se llevan por delante es a los indiferentes.

- Busque alguna razón para justificar la postura independentista.

-Hablan del derecho a decidir, ya no mencionan el determinación que solo afecta a escenarios coloniales o situaciones de gravísimas violaciones de derechos por parte de un Estado. No es el caso, y el que pueda defener cualquiera de estos supuestos está haciendo el ridículo. Los catalanes tienen los derechos más protegidos que cualquier ciudadano de cualquier otro país europeo. Una parte de la sociedad catalana es víctima de un proceso de encantamiento general y está dispuesta a creerse que van a ser como la Dinamarca del Sur, libres ya de los miserables y vagos del resto de España. Por cierto, si quieren usar su derecho a decidir, pueden hacerlo el 21 de diciembre.

- ¿Detecta xenofobia?

-Etimológicamente hablando la xenofobia no es otra cosa que el temor al extraño. La prevención hacia el desconocido es un comportamiento natural del ser humano. Aquí hay otro tipo de xenofobia, que consiste en la confrontación entre dos mundos. Algunos catalanes estiman que pertenecen a una nación en conflicto frente a otra que es Castilla. Ahí, en la palabra Castilla, nos incluyen a todos. Y para ellos todos somos vagos, sinvergüenzas y maleantes.

- Se acusa al independentismo de adoctrinar en las escuelas.

-Es todo un proceso en el que muchas personas asumen un determinado relato, unas ideas grabadas que explican el mundo, la Cataluña expoliada, la España que les roba. Claro, nosotros vemos que esto es un delirio pero cuando escuchamos los discursos de Benito Mussolini a principios de los años treinta, lo primero que nos preguntamos es cómo un pueblo pudo hacer caso a semejante payaso. Pero cuando ahora escuchas las teorías de Víctor Cucurull, referente de la Asamblea Nacional Catalana diciendo que Tortosa es el origen de Tartesos y que Cataluña es la primera nación de la historia del mundo, ves cómo esos delirios y ensoñaciones pueden hacer fortuna en determinadas condiciones. En 1946, con la Alemania nazi destruida y la guerra perdida, los norteamericanos realizaron encuestas entre la población alemana, que en un 60% seguía pensando que el régimen de Hitler tenía sus bondades.

- ¿Qué va a pasar?

-A una locura como la que estamos viviendo hay que responder con los instrumentos del Estado de Derecho. Tiene que imperar la ley y no salirse de ella ni un milímetro. El principio de legalidad es la gran conquista democrática del siglo XVIII. Al margen de este Estado de Derecho están las llamadas democracias populares, que ya vimos qué resultados dieron en el Este de Europa, o los bolivarianos. Ese Estado de Derecho es el que nos permite la sanidad, la educación, tener derechos y la esperanza de vida más alta del mundo. Váyase a Marruecos, ahí al otro lado del Estrecho, y verá que los niños de familias pobres no pueden ni curarse de una otitis.

- Tesis: la crisis catalana existe porque el Estado español es débil.

-De acuerdo. A los independentistas catalanes los querría yo ver reivindicar en Alemania o en el Estado de Texas, en los Estados Unidos. El Estado abandonó gran parte de sus competencias porque los gobiernos miraron siempre a corto plazo. Y en esa dejación no salvo a nadie, ni siquiera a la Monarquía y la Iglesia. Por otra parte tenemos los políticos que nos merecemos. Ni más ni menos. El Estado autonómico tiene sus disfunciones, pero hay cosas cuya centralidad no es negociable. Los servicios secretos, la moneda, la diplomacia, la defensa...

- La invisibilidad del territorio...

-Tenemos una Constitución que es tan democrática que permite justo lo contrario de lo que hoy tenemos, de la ley a la ley. En España se puede modificar todo, con los votos de dos tercios en el Congreso y la mayoría en el Senado. Todo, incluso la derogación de la Monarquía. Es una Constitución sin cláusulas de intangibilidad como tienen otras en Europa, que son principios que jamás nadie en el país puede modificar y que tienen que ver sobre todo con los derechos fundamentales. En Italia, por ejemplo, está prohibido someter a referendum la vuelta a un régimen monárquico. En Francia hay intangibilidad de territorio: una república única e indivisa. Y eso no se toca.

- ¿Cree que hay posibilidades reales de que la situación en Cataluña acabe en violencia sin control?

-Es una posibilidad que a mi me parece aterradora pero que hay que contar con ella. En el momento en que hay gente que, en cualquier contexto, dice eso de que "hay que morir por la Patria", yo siempre pienso que muchas de esas personas también suscribirían la frase de que hay que matar por la Patria. Me preocupa que los fascistas, xenófobos y salvajes que andan por ahí lleguen a ser vistos como progresistas y demócratas. Y me preocupa que en determinadas circunstancias surja en Cataluña una reedición de Terra Lliure.

- Usted es asturiano y trabaja en Extremadura, esa parte de España subsidiaria y a remolque, lamentan los independentistas.

-Cuando veo las infraestructuras en Cataluña y el aeropuerto de Barcelona me acuerdo que aquí no hay aeropuerto, ni grande ni pequeño, y que para ir de Cáceres a Badajoz, las dos capitales de provincia, hay que circular por una carretera convencional. No hay autopista. Pero la mezquindad moral de algunos hace que seamos nosotros, los que hemos aportado tanta y tanta gente al mercado de trabajo en Cataluña, los autores de los agravios morales a los catalanes. Recuerdo uno de los argumentos de los nazis al inicio del horror, que decían que era necesario defenderse de los judíos que les perseguían.

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