Instituciones Penitenciarias abrió expediente disciplinario al exvicepresidente de la Generalitat Oriol Junqueras y al expresidente de la ANC Jordi Sànchez para determinar si aprovechan las comunicaciones familiares o las que mantienen con sus abogados para transmitir mensajes políticos. La investigación se abre después de que ayer Junqueras fuera entrevistado en una emisora catalana, aprovechando una conversación telefónica autorizada, y de que Sànchez apareciera un mitin de la candidatura de Puigdemont, de la que es el número dos.

El ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, confirmó ayer la apertura de sendos expedientes a los dirigentes secesionistas encarcelados de forma preventiva en las prisiones madrileñas de Estremera (Junqueras) y Soto del Real (Sànchez).

Como primera medida, Instituciones Penitenciarias prohibió a Jordi Sánchez recibir visitas o comunicarse con la número 31 de su candidatura Núria Guillaumes, ante las sospechas de que fue ella quien grabó el mensaje emitido en campaña.

Fuentes de la defensa de Sànchez precisaron a Efe que, tal y como el propio candidato manifestó al instructor del expediente que se le acaba de abrir, los audios emitidos en la campaña se grabaron el pasado 3 de diciembre, antes de que el juez del Tribunal Supremo le denegara los permisos que solicitó para participar en actos electorales.

Fuentes penitenciarias citadas por Europa Press relataron ayer que Oriol Junqueras, quien tiene autorizados contactos telefónicos familiares que no excedan de los cinco minutos, reconoció haber utilizado la llamada a un amigo para que se pudiera realizar la entrevista radiofónica difundida ayer en la recta final de la campaña, burlando así el régimen disciplinario interno y la decisión al respecto que deben adoptar los jueces.

ERC trata de sacar partido al encarcelamiento de su líder tras comprobar cómo la fuga de Puigdemont a Bruselas le ha permitido lanzar mensajes electorales sin restricciones, lo que contribuiría a un importante ascenso de su candidatua en los sondeos. Esquerra proyecta que uno de los últimos mítines de la campaña tenga como escenario las proximidades de la prisión de Estremera.