La decisión del Tribunal Supremo de mantener en prisión a Junqueras desató ayer la indignación del soberanismo. Desde Bruselas, el expresidente Puigdemont escribió en Twitter que los cuatro líderes independentista en prisión "ya no son presos políticos, son rehenes". Con este texto, Puigdemont rompía varias jornadas de silencio, desde su mensaje pretendidamente institucional de nochevieja, marcadas por la tensión entre su formación JxCat y ERC ante la posibilidad de que, de salir en libertad, el vicepresidente pudiera convertirse en el candidato alternativo del soberanismo a presidir la Generalitat en el caso de que el expresidente siguiera en la capital belga. Horas antes de que se conociera la decisión del Supremo, JxCat zanjó las dudas con una declaración firme en la que asegura que sólo investirá a Puigdemont como presidente del nuevo Govern. El soberanismo se enfrenta ahora a la forma de materializar esa exigencia de JxCat. La formación de Puigdemont propone una modificación del reglamento del Parlament para que pueda ser investido sin estar en la Cámara, lo que le permitiría eludir el ingreso en prisión por la orden de busca y captura que pesa sobre él. Ante las dificultades para hallar una solución antes del próximo 17 de enero, fecha de constitución del Parlament, y ante el peligro de perder la mayoría por ausencia de los cinco huidos a Bélgica, JxCAt ha comenzado a cuestionar que la Cámara pueda formarse con diputados ausentes.