Miquel Roca, el ponente que representó a los nacionalistas catalanas en la redacción de la Constitución de 1978, ha asegurado este miércoles en el Congreso que la Carta Maga ofrece "mucho margen" para acordar cambios "trascendentales" en el modelo territorial del país sin necesidad de reformarla, pero dentro de sus límites: "La Constitución tiene que respetarse en su integridad, no hay vías al margen de ella".

El abogado ha comparecido en la comisión territorial del Congreso que analiza el desarrollo del Estado autonómico, en una sesión en la que también lo han hecho otros dos 'padres' de la Constitución, José Pedro Pérez-Llorca y Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón. Los tres han coincidido en esta misma idea de que cabe avanzar en el Estado autonómico sin cambiar la letra de la Carta Magna.

Roca ha dicho que es "evidente" que el modelo territorial puede ser mejorado, pero no se necesita para ello reformar la Constitución sino asuntos importantes como la financiación autonómica y la función del Senado, así como llevar a cabo "pequeñas cosas" que pueden tener grandes efectos.

El problema del modelo, ha sentenciado, no es competencial, de quién hace qué. "Podríamos operar en el terreno de los gestos, los acentos, la proximidad, de los reconocimientos y de las sensibilidades", ha dicho.

En un mensaje final claramente dirigido al problema en Cataluña, Roca ha dicho que quiere creer que es posible el pacto y el acuerdo, aunque siempre dentro de los márgenes de la Constitución. Fuera de ella, ha añadido, el único camino que cabe es intentar reformarla.

"Déjenme creer que un problema político puede resolverse políticamente", les ha dicho a los diputados. "Si para todos ustedes esta situaciones es incómoda, para los que creemos que lo que se hizo entonces valía la pena y tiene todavía futuro, es todavía mucho más incómodo", ha concluido.

Herrero de Miñón rechaza el federalismo

Por su parte, Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón, uno de los 'padres' de la Constitución, ha defendido que la Carta Magna de 1978 puede ser reformada "si es que tiene defectos, no porque sea antigua", y ha apuntado que, en ese caso, habría que hacerse "siempre" desde la concreción y el consenso, un consenso que desconoce si se podría dar en el actual Parlamento. "Conozco poco este Parlamento", ha dicho.

Así lo ha puesto de manifiesto el que fuera diputada de UCD a los periodistas y durante su intervención en la nueva comisión del Congreso que estudiará la modernización del Estado autonómico, que ha arrancado este miércoles con él y otros dos de los muñidores de la Constitución (Miquel Roca y José Pedro Pérez Llorca).

"La Constitución puede ser reformada, sin duda, y debe serlo si es que tiene defectos, no porque sea antigua, porque entonces habría que plebiscitar el Código Civil, que es todavía más antiguo", ha defendido Herrero de Miñón.

Ahora bien, ha recalcado que procede una reforma siempre que sea "concreta", es decir que "se sepa qué se quiere y para qué se quiere reformar" y, además, que sea "paccionada", como fue la Constitución, que este año cumple 40 años.

"En estas condiciones, todo es reformable, claro, pero no puede haber ni constituciones, ni reformas, ni movimientos unilaterales", ha advertido el histórico diputado, apuntando que todas las mejoras que se añadan no sólo deben ser "pactadas" sino que, además, han de hacerse "dentro de la legalidad".

"Es impensable una reforma extra legal, paralegal, porque no sería reforma, sino ruptura y destrucción del orden constitucional -ha subrayado. Desde fuera de la Constitución no se puede reformar la Constitución, y desde fuera del pacto constitucional no se puede tratar de hacer otro pacto porque carecería de credibilidad".

Por otra parte, Rodríguez de Miñón ha apostado por mejorar el estado autonómico diseñado en la Carta Magna pero evitando el federalismo, un concepto que a su juicio es polémico e indeterminado y que sería además costoso.

En su exposición ha asegurado que el título VIII de la Constitución, que regula la organización territorial, ha sido superado por la realidad de las comunidades y ha propuesto modificaciones.

Por un lado, aconseja asegurar unas competencias básicas del Estado y otras de las comunidades, eliminando las competencias compartidas; por otro, propone reformar el Senado para "coronar" el sistema, aunque ha dejado claro las dificultades de abordar este asunto. Para empezar ha abogado por introducir entre las funciones de esta cámara la Conferencia de Presidentes, que debería estar reglada y reunirse de forma obligatoria con regularidad.