La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Tabarnia, el humor como válvula de escape

El jurista asturiano Rafael Arenas, expresidente de Sociedad Civil Catalana, atribuye el éxito mediático del imaginario territorio a la frustración por la nueva victoria secesionista

Arenas, con su hija Cecilia, en una manifestación en Barcelona.

Tabarnia, dice Rafael Arenas, expresidente de Sociedad Civil Catalana (SCC), "es una válvula de escape, una manera de protestar" ante el empuje de "la apisonadora independentista". El jurista asturiano, nacido en Vegarrozadas (Castrillón) en 1967, relaciona el éxito que estas últimas semanas obtiene en los medios y las redes sociales el imaginario territorio, que "busca" la secesión de la franja costera de las provincias de Barcelona y Tarragona, con el sentimiento de insatisfacción de muchos catalanes que "no se identifican con las instituciones autonómicas" tal como las regenta el bloque de partidos separatistas. Tabarnia, explica Arenas, propone "un juego de espejos que emplea los mismos argumentos que los independentistas" para denunciar el arrinconamiento de esa mitad o más de catalanes que no comulga con la segregación de España.

Sin embargo, el jurista y articulista cree que el "fenómeno Tabarnia" no se debe tanto a la victoria de Ciudadanos en las elecciones del pasado 21 de diciembre como al hecho de que, pese "a la situación tan dramática que se vivió aquí en septiembre y octubre", el independentismo ganara los comicios convocados al amparo del artículo 155 de la Constitución. Es más: para el catedrático de Derecho Internacional Privado de la Universidad Autónoma de Barcelona, el triunfo de Inés Arrimadas no pasa de ser "simbólico, y la realidad es que los soberanistas vuelven a tener mayoría absoluta en el Parlament". Y con los modos de siempre, a tenor de la intervención "partidista e improcedente" que protagonizó el miércoles el presidente de la Mesa de Edad, Ernest Maragall.

Es esa nueva mayoría absoluta independentista la que hizo que Tabarnia y los tabarneses, "por seguir con la broma, explotaran". Porque la emancipación de Tabarnia, territorio con bandera y comarcas propias y hasta presidente "en el exilio", el director teatral Albert Boadella, conocido detractor del nacionalismo catalán, es pura reacción "social" y "psicológica", "un mecanismo de defensa que se activa tras un periodo de enorme tensión". Por eso Arenas no cree que algún día pueda convertirse en partido político. "Seguirá ahí mientras sepa mantener ese punto justo de broma seria". Si de broma seria mutara en proyecto serio, "perdería eficacia". El jurista alaba por ese motivo la intervención de Boadella, con el "no sóc aquí!" y el corte de mangas ("butifarra!") incluidos. "Supo encontrar el tono en el filo de la navaja, era complicado", reconoce.

Arenas entiende que Tabarnia ofrece un "complemento" a la labor que ejerce SCC, entidad antinacionalista que él presidió durante un año, entre septiembre de 2015 y octubre de 2016. "Es una idea que permite desinhibirse proporcionando a los argumentos serios un aspecto humorístico". Y admite que muchos de esos argumentos, que SCC ha convertido en caballos de batalla durante estos años de "procés", "ahora la gente los entiende". La virtud del sentido del humor, tan necesario para contestar al desafío soberanista, con todo y el "dramatismo" de la situación política.

Y es que la broma aloja reivindicaciones que son de justicia. Como la de reformar la ley electoral, que tanto SCC como Tabarnia proponen. "Es aberrante", protesta Arenas. La norma dice que Barcelona elige un diputado cada 50.000 habitantes, y Lérida y Gerona cada 40.000. "Pero la realidad es mucho peor". Según los cálculos del jurista asturiano, Barcelona elige un diputado cada 64.895 habitantes; Tarragona, cada 44.034; Gerona, cada 43.561, y Lérida, cada 29.435. "Y cuando muestras la cifra de Barcelona, todavía hay gente que lo justifica porque es la provincia que alberga mayor cantidad de población foránea".

Más confrontación

Para las próximas semanas y meses, Arenas prevé más confrontación. El discurso del nuevo presidente del Parlament, Roger Torrent, alabado incluso por diputados del PPC por su tono "conciliador", no augura nada muy distinto, según el catedrático universitario. "Me fío muy poco", confiesa. Y aunque admite que quizá Maragall y Torrent se repartieron los papeles en sus discursos del miércoles (el primero, más beligerante, porque podía; el segundo, más institucional, para evitar la confrontación a la primera), está convencido de que la Mesa que Torrent preside terminará permitiendo la delegación del voto para los cinco huidos a Bruselas y, lo que es peor, la investidura telemática de Carles Puigdemont. Y si no, la de otro candidato. No habrá, pues, nuevas elecciones. "Encontrarán una solución, si no pueden investir a Puigdemont, porque el control de la Administración autonómica es muy jugoso".

Compartir el artículo

stats