Los líderes del PSOE y de Cs se lanzaron ayer al ataque contra el PP por los casos de corrupción, al calor de las últimas revelaciones de los cabecillas de la filial valenciana de la trama Gürtel, que el viernes acusaron al expresidente de esa comunidad Francisco Camps de ordenar el cobro de los actos de campaña del PP a determinados empresarios.

Primero fue Albert Rivera el que exigió al PP que "entone el 'mea culpa" por los casos de corrupción que afectan al partido y reclamó que España debe tener un Gobierno limpio de corrupción, envalentonado por la victoria en las elecciones catalanas y el ascenso de la formación naranja en las encuestas.

Rivera acusó al partido de Mariano Rajoy de "arrastrar los pies con la corrupción". "Hay una senadora imputada por la Púnica y Rajoy sigue en silencio", le reprochó en referencia a la senadora popular Pilar Barreiro, investigada en el "caso Púnica" y cuya dimisión ha exigido ya Cs al PP.

El líder socialista, Pedro Sánchez, presentó como una "novela negra" los casos de corrupción que afectan a los populares y que están dejando al Gobierno de Rajoy "paralizado" y "acabado". Es "un lastre" para el país.

Reclamó así un Gobierno que defienda "a los trabajadores y combata la desigualdad", para lo que propuso diez acuerdos de Estado que llevará el PSOE al Congreso en seis meses.