Hace años que el nacionalismo radical asturiano se ha desmarcado del vasco, pero durante muchos años estuvieron muy cercanos, hasta el punto de que los "asturchales" apoyaron la campaña de Herri Batasuna en las elecciones europeas de 1987, en las que 5.000 asturianos votaron a los proetarras.

Aquello acabó con el Ensame Nacionalista Astur (ENA), la formación más radical del asturianismo de la época. Poco después, muy mermada electoralmente, se uniría a la Xunta Nacionalista Asturiana (XNA) para formar Unidad Nacionalista Asturiana, que se alió luego al Partíu Asturianista (PAS), lo que le valió el acta de diputado regional a Xuan Xosé Sánchez Vicente. Esta alianza provocó, de paso, la virtual desaparición de UNA, escindida entre Izquierda Asturiana (IAS) y Andecha.

La década de los ochenta se había iniciado con algo más que un apoyo a los designios etarras. En marzo de 1980 fueron detenidos siete jóvenes militantes del Conceyu Nacionalista Astur -el primer partido asturianista y el crisol del que surgiría todo el universo nacionalista asturiano, incluido el PAS- por su supuesta colaboración con el comando etarra que asaltó el Banco Herrero de Oviedo y se llevó 150 millones de la época. En 1983 y 1985 hubo hasta cinco atentados con artefactos explosivos caseros, reivindicados por una Andecha Obrera de la que no ha vuelto a saberse.

Jon Idígoras congregó a cientos de simpatizantes en la plaza del Fontán de Oviedo, durante la campaña de las europeas de 1987. Muchos nacionalistas asturianos prestaron su apoyo a una HB que mostró su cara más "amable", con un Txema Montero que sólo hablaba de la Europa progresista y que aseguraba que votar a la formación proetarra era "lo que más dolía a los enemigos de los trabajadores". En años posteriores, la mayor parte de aquellos simpatizantes mostraron su rechazo a la violencia.