Que no se confunda el lector con el título: no refleja una reivindicación de la nueva vicepresidenta del gobierno y ministra de Igualdad, Carmen Calvo. Podría, pero no. Carmen Calvo es mujer antes que otra cosa para algunos (o muchos) hombres. Y el primero, Josep Borrell.

Cuando he leído esta mañana en los periódicos que Calvo es la nueva "mano derecha" de Pedro Sánchez, he querido saber más de ella, de su personalidad, su trayectoria, etc. Y me he encontrado con un vídeo del 2016 del programa Salvados, de Jordi Évole en el que el periodista reunió a varios ex-ministros.

Este es el vídeo:

Lo interesante del vídeo comienza en el min. 1´23. Josep Borrell toma la palabra para contestar a Jordi Évole, dando la espalda a Carmen Calvo haciendo una especie de círculo con los otros hombres. La gestión del espacio dice mucho de nosotros. En este caso, Borrell deja fuera del "círculo hablante" a su compañera de partido.

Cuando Calvo toma la palabra para dar su opinión, Borrell le corrije mientras coloca su mano sobre la parte alta de la espalda de Calvo. Este gesto, que en apariencia podría resultar amistoso, cuando se asocia a la verbalización, en la que Borrell está contradiciendo a Calvo, lo que hace en realidad es marcar el dominio sobre ella: "mi opinión es más válida que la tuya porque yo domino más que tú". Este dominio se ve reforzado por la ausencia de contacto ocular. Él no pretende dialogar con ella, sino imponer su criterio por encima del de ella.

Pero lo mejor está por venir: cuando ella continúa con su argumentación (min. 1´48), Borrell se pone directamente a ver su móvil.

Y así continúa mientras interviene Esperanza Aguirre. Mirar el móvil va contra todas las normas de la escucha activa, cualidad que se le debería presuponer a un político; y más cuando le están grabando. Tal es la ausencia de interés que manifiesta el político por lo que estas dos políticas tienen que decir que Jordi Évole debe llamarle la atención.

El machismo muchas veces son estas pequeñas sutilezas: "por muy Doctora en Derecho Constitucional que seas, tu opinión no deja de ser la de una mujer y por tanto, menos válida".

Todos podemos tener unos prejuicios explícitos (manifestarte en contra de una u otra raza de forma consciente, por ejemplo), pero también tenemos unos prejuicios implícitos o inconscientes, aquellos que ni siquiera sabemos que tenemos.

El TAI (Test de Asociación Implícita), demuestra, mediante diferentes test de pares de palabras, los prejuicios inconscientes que tenemos todos en cuanto a razas o machismos. Uno de esos prejuicios es la asociación que hacemos entre hombre-profesión y mujer-hogar. Esta dolorosa e injusta asociación sólo puede cambiar a través de la inundación de ejemplos contrarios a estos pares. Por ejemplo, si visualizamos un vídeo o leemos un libro sobre mujeres científicas en la historia antes de hacer el test, nuestro "machismo inconsciente" se reducirá sensiblemente. Pero ¿y si vemos un vídeo en el que un hombre ningunea a una mujer antes de hacer el test? Los políticos deben ser conscientes de su poder de influencia en los cambios sociales, y actuar en consecuencia. No vale con decir que se está comprometido con el feminismo, también hay que actuar.

Análisis realizado por Sonia El Hakim López

Analista de Conducta en la especialidad de Comportamiento No Verbal Nº 170930001 por el Criminal Profiling & Behavioral Analysis International Group

Bibliografía:

Greenwald, A., McGhee, D., Schwartz, J. (1998). Measuring individual differences in implicit cognition: the Implicit Association Test. Journal of Personality and Social Psychology 74 (6), 1464-1480.