Las fechas casaron así, pero sin lugar a dudas benefician al presidente del Gobierno. Tras salir muy tocado él y su partido de las elecciones andaluzas del 19-J, tras afrontar un durísimo varapalo en las urnas en su comunidad fetiche, tan severo como para remover las aguas en Ferraz y en el Ejecutivo, Pedro Sánchez se dispone a abrir una semana de máxima exposición a nivel internacional. Por la cumbre de la OTAN, que acogerá Madrid el miércoles 29 y el jueves 30 de junio, una cita clave, "histórica", que "reseteará" el camino de la Alianza para la próxima década. Y también por los encuentros bilaterales que el jefe del Ejecutivo mantendrá con líderes de cinco países antes y después del encuentro aliado. Entre ellos, el estadounidense Joe Biden, el martes, y el canadiense Justin Trudeau, el mismo 30.

Sánchez podrá recuperar algo de oxígeno tras el desastre del PSOE en Andalucía gracias a su agenda internacional, un flanco que siempre se ha preciado de cuidar, una arena en la que se siente especialmente cómodo. Llega a ella después de unos días de máxima "preocupación" en el partido, como confían en su núcleo duro, en los que ha intentado lanzar gestos, señales de que su trayectoria va a cambiar, mensajes de que ha acusado el golpe.

Ha relanzado su agenda parlamentaria —ha desatascado la ley de memoria democrática y está desliando la derogación de la 'ley mordaza' y acercando posturas en vivienda—, ha perseguido reconstruir su relación con ERC —la reunión con Pere Aragonès ya sí parece más próxima, antes del parón vacacional—, ha puesto el turbo y contraatacado con la preparación de un segundo paquete anticrisis más ambicioso. El presidente culmina esta semana, precisamente, con el Consejo de Ministros que aprobará el decreto ley de prórroga de medidas de respuesta a la guerra de Ucrania. Y lo hará en sábado, lo que le garantiza una mayor exposición y le permite marcar agenda y proyectar la idea de que el Gobierno sí se hace cargo de las inquietudes de los ciudadanos en un momento en el que la inflación agrieta la recuperación económica.

El pórtico de la semana próxima lo abre otro Consejo de Ministros, el lunes 27. Pero a partir del martes el álbum de Sánchez se llenará de fotos muy codiciadas que le ayudarán a reparar su imagen justo cuando se ha visto debilitada por el 19-J. No fue buscado, porque la fecha del evento atlántico estaba fijada hace meses, pero le rema a favor para escapar del agujero. Madrid será, inciden en su equipo, "el centro del mundo, de la comunidad internacional, y todos los ojos estarán puestos en ella". La Moncloa ha preparado al presidente una nutrida agenda bilateral con líderes de países a los que tiene más complicado viajar, o con los que tiene menos posibilidades de coincidir en España o en foros internacionales.

Comprobación en Ifema

Todas las visitas oficiales se harán en la Moncloa, y discurren al margen de la cumbre. La ronda se abre el 28 a primera hora, con un encuentro con el primer ministro de Australia, el laborista Anthony Albanese, quien tomó posesión del cargo hace un mes. Será la primera vez que pisa España un máximo mandatario del país, y se aprovechará para "reforzar la relación", que ya es "intensa" desde el punto de vista económico-comercial y político. Sobre las 10.30, Sánchez recibirá a la 'premier' de Nueva Zelanda, la también laborista Jacinda Ardern, con la que ya tiene una "relación estrecha". En esta ocasión, se formalizará la asociación de valores globales entre los dos Estados.

Tras despachar con Ardern, Sánchez saldrá de la Moncloa para acompañar al secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg —aterrizado en Torrejón de Ardoz a mediodía—, en la visita a las instalaciones que acogerán la cumbre de la OTAN: dos pabellones en el recinto ferial de Ifema, en la capital, que ocupan 54.000 metros cuadrados. Ambos comprobarán que "todo está listo" y luego comparecerán juntos. Ese será, señalan en el Ejecutivo, el "pistoletazo de salida" simbólico de la cita. Sánchez y Stoltenberg almorzarán en la Moncloa y abordarán distintos asuntos relativos a la cumbre, entre ellos la petición de adhesión a a Alianza de Suecia y Finlandia, aún bloqueada por la negativa de Turquía.

A primera hora de la tarde del martes, el presidente recibirá a Biden en la Moncloa. Será su primer encuentro formal, y la primera visita del mandatario estadounidense a España. El Gobierno concede la "máxima importancia" a una reunión que pretende "reforzar, actualizar y renovar la relación estratégica" entre los dos países. Sánchez podrá sacudirse las recurrentes críticas de la derecha por no haber logrado agendar una entrevista con el dirigente demócrata en el año y medio que lleva en la Casa Blanca. Tras despachar con el presidente y comparecer juntos ante los medios, Biden saldrá hacia el Palacio Real, donde mantendrá una audiencia con Felipe VI, que será la autoridad que le reciba en la base de Torrejón donde aterrizará su Air Force One.

El líder socialista se reunirá, entretanto, con la primera ministra de Islandia, la ecosocialista Katrín Jakobsdóttir. Será su última bilateral antes de acudir a la cena que los Reyes, a partir de las 20.30, ofrecerán a los mandatarios de los 30 países que integran la OTAN y a sus acompañantes y a los socios de Asia-Pacífico (Australia, Corea del Sur, Japón y Nueva Zelanda), más Suecia y Finlandia.

Durante la cumbre, el miércoles 29 y el jueves 30, Sánchez mantendrá más encuentros breves e informales (los llamados 'pool aside') en Ifema. Pero, al término de la reunión atlántica, recibirá en la Moncloa al primer ministro de Canadá, el liberal Justin Trudeau (y comerá con él), con el que se ha visto ya ocho veces. Esta es la visita de devolución del mandatario a la que Sánchez le cursó en septiembre de 2018.

Tres sesiones de trabajo

La cumbre arranca oficialmente el miércoles 29. Antes de la llegada de los líderes, el presidente participará, en un panel sobre el papel de la organización en un contexto de competición estratégica, en el único 'side event' oficial, el organizado por el Real Instituto Elcano a petición de la Alianza, junto a la German Marshall Fund, el Munich Security Conference y el Atlantic Council. Después de que Sánchez y Stoltenberg den la bienvenida a todos los participantes, comenzará la primera de las sesiones de la cumbre, dedicada a Ucrania, y en ella participará el presidente del país, Volodímir Zelenski, por videoconferencia.

Después de la comida, segunda sesión de la cumbre. La discusión girará sobre los retos globales, y participarán, además de los aliados, los socios de la OTAN: la UE (a través del presidente del Consejo y la jefa de la Comisión, Charles Michel y Ursula von der Leyen), Suecia y Finlandia (si no se ha resuelto antes su petición de entrada), Georgia y el AP4 (Australia, Corea del Sur, Nueva Zelanda y Japón).

El miércoles se cierra con un evento que nunca se había celebrado hasta ahora y en el que ha puesto especial empeño Sánchez, según subrayaban fuentes del Gobierno: la cena euroatlántica. La reunión de los líderes de la Alianza junto a los representantes de las instituciones europeas (Michel, Von der Leyen y el alto representante, Josep Borrell) y los mandatarios de los países miembros de la Unión que no pertenecen a la OTAN (Suecia, Finlandia, Irlanda, Austria, Malta y Chipre). Será una "ocasión única", subrayan en la Moncloa, para que los aliados y la UE proyecten "una imagen de unidad, cohesión y complementariedad para hacer frente a los desafíos de seguridad a los que se enfrentan el espacio europeo y euroatlántico". Porque Sánchez y Stoltenberg quieren que de la cumbre salga esa idea, la del trabajo conjunto y complementario de UE y OTAN. La cena se celebrará en el Museo del Prado, después de una visita por la galería de los líderes y de sus acompañantes.

El jueves 30, la cumbre abrirá con su tercera sesión, dedicada a la vecindad sur, otra de las obsesiones del Gobierno, que insiste en que la Alianza ha de atender tanto las amenazas que proceden de África (por el terrorismo yihadista y el expansionismo ruso a través de su Ejército y del grupo paramilitar Wagner) como las del flanco Este, por el Kremlin. Esa preocupación seguramente figurará en el texto final, el Concepto Estratégico de Madrid, la hoja de ruta que guiará a la Alianza durante los próximos diez años y que aún negocia el Consejo Atlántico. La reunión acabará a mediodía y, tras ella, comparecerán en Ifema Stoltenberg y todos los líderes aliados.

A las dos cenas de gala y el trabajo de la cumbre hay que añadir la cena conjunta de los ministros de Exteriores y Defensa en el Palacio de Santa Cruz, el martes, y la que presidirán, por separado y en Ifema, José Manuel Albares y Margarita Robles el miércoles. En paralelo al programa oficial discurrirá la agenda diseñada para los acompañantes, con visitas a La Granja de San Ildefonso y sus jardines, a la Real Fábrica de Cristales y al Museo Reina Sofía, el 29, y al Teatro Real, el 30. En el Gobierno ya anticipan que la cumbre será "un gran éxito" que contribuirá también a proyectar la imagen de España en el exterior. Pero, sin dudas, también ayudará al propio Sánchez a salir del bache del 19-J. Al menos, por unos días.

Una cumbre de 54.000 metros cuadrados, 44 delegaciones y 50 millones de coste

En Ifema están ultimándose los detalles para la cumbre de la OTAN, en la que han trabajado "mucho" y durante meses varias instituciones: la Presidencia del Gobierno, los 22 ministerios, Casa del Rey, Comunidad y Ayuntamiento de Madrid. Todos de manera "absolutamente coordinada" para que este evento de carácter global discurra sin contratiempos. A fin de cuentas, la capital acogerá a 44 delegaciones internacionales, 41 de ellas encabezadas por jefes Estado o de Gobierno, en compañía de los ministros de Asuntos Exteriores y Defensa, como es habitual. En total, habrá unos 5.000 asistentes, entre delegaciones, técnicos y periodistas.

La cumbre ocupará dos pabellones de Ifema (uno con dos plantas), el 12 y el 14. En total, 54.000 metros cuadrados, como cinco campos y medio de fútbol. La sala de reuniones principal contará con 1.700 metros cuadrados, con aforo para más de 290 personas y espacio para 20 cabinas de traducción simultánea. El centro internacional de prensa ocupará 14.000 metros cuadrados, y está equipado con 1.300 puestos de trabajo y 13 salas de ruedas de prensa.

En otro pabellón, el 1, se instalará el Centro de Coordinación de Seguridad (CECOR), que coordina Interior y que velará por el buen funcionamiento del evento, con miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y de los servicios de emergencias y Protección Civil. Un total de 10.000 agentes garantizarán la seguridad de la cumbre en un auténtico macrodespliegue policial (la 'operación Eirene'). Los perímetros de seguridad serán muy amplios: los que rodeen al recinto ferial (no habrá más actividad en Ifema que la cumbre atlántica esos días), pero también al Palacio Real y al Museo del Prado, sedes de las dos cenas de gala

La cumbre, según informaron este jueves fuentes gubernamentales, costará unos 50 millones de euros. El contrato inicial, para adaptar las instalaciones de Ifema, era de un máximo de 36 millones de euros, pero muy probablemente no se alcance esa cifra. Pero a esa cantidad hay que añadirle otros gastos como dietas del personal de los ministerios o de los agentes de las Fuerzas de Seguridad que se van a desplazar a Madrid. De ahí que el coste global se eleve a unos 50 millones.

La inversión, pues, será "muy importante", pero traerá un "rédito tremendo" a España, porque se contratarán servicios y suministros a empresas españolas y por la difusión de Madrid y del país como "destino para hacer negocios y de turismo".

A las cumbres de la OTAN, como ha ocurrido en 70 años de historia de la organización, solo acuden los jefes de Estado o de Gobierno, acompañados de sus ministros de Exteriores y de Defensa. En este caso, Pedro Sánchez con José Manuel Albares y Margarita Robles. Es decir, que ahí está claro que no pueden acudir miembros de Unidas Podemos, aunque quisieran (que no es el caso). Sin embargo, otros miembros del Ejecutivo sí participarán en el evento de diplomacia pública organizado por el Real Instituto Elcano. El programa no está aún cerrado, aunque sí se avanza que habrá un panel sobre seguridad y mujer, en el que participará Robles, y otro sobre cambio climático y seguridad, en el que intervendrá la vicepresidenta tercera, Teresa Ribera.