La selección española de balonmano masculino cayó eliminada en cuartos de final de los Juegos de Londres, tras una ajustada derrota contra Francia que se decidió en el último segundo de partido, cuando los campeones olímpicos lograron decantar a su favor un empate a 22 que acababa con las esperanzas españolas de revalidar el bronce de Pekín.

La clave estuvo en la segunda mitad, tras una primera en la que España se había mostrado superior, logrando irse al descanso con tres tantos de ventaja. Sin embargo, Francia se entonó tras el descanso y se llevó un agónico triunfo gracias a un tanto en el último segundo de William Accambray, máximo anotador del choque con siete tantos.

Al principio, a España el juego incisivo arriba le funcionaba a la perfección y, al primer tiempo muerto de Francia, llevaba una cómoda renta de cuatro tantos arriba (5-1), favorecida por un estilo ágil que le permitió mantener la ventaja hasta el ecuador de la primera mitad. La concentración se convirtió en un factor fundamental y cuando decayó ligeramente por parte de los de Valero, Francia aprovechó para recortar distancias, si bien a diez minutos para el descanso, la diferencia se mantenía en tres tantos (7-4).

Las órdenes dieron resultado y al regresar a la cancha, una gran jugada culminada por Julen Aguinagalde permitió restaurar una ventaja que duró poco, puesto que Michael Guigou fue capaz de transformar un disparo desde los siete metros que pareció afectar al dominio de sus rivales, menos potente que en los primeros lances. A cinco minutos para el pitido del árbitro, la diferencia seguía siendo de dos (9-7).

Sin embargo, el tiempo muerto de España a 25 segundos del final logró su objetivo de garantizarse un último ataque, lanzado por Víctor Tomás, quien supo enmendar la pérdida de la asistencia de Entrerríos a Maqueda para restablecer en el marcador la ventaja a tres para el descanso (12-9). Un resultado provocó que el segundo tiempo comenzase como un enfrentamiento de estilos tácticos.

El gigante francés despierta en la segunda parte

España necesitaba resistir; Francia, remontar a un equipo al que no había logrado igualar en el marcador en el primer tiempo. De ahí un primer gol francés que costó, además, dos minutos de expulsión a Entrerríos, aprovechados por Guigou para materializar un gran disparo desde el extremo izquierdo (12-11).

La cercanía en el marcador condujo a una sucesión de contragolpes que mantenían un apretado marcador con el que los dos equipos podían oler las medallas. Sin embargo, los españoles mostraron su hambre de metal en una excelente intervención de Aguinagalde, que aumentó la ventaja a dos e inyectó de moral a una defensa que había flaqueado en el arranque del segundo tiempo.

El efecto colateral inmediato resultó una mayor confianza en ataque que culminó Víctor Tomás para dejar a los franceses tres atrás en los cinco primeros minutos del segundo tiempo (15-12). No obstante, la concentración volvió a jugar un papel clave y pese a los cuatro arriba a los que se llegó a ver España, guiados por un excelente Maqueda, superado el primer tercio los jugadores podían sentir el aliento de la gran favorita, que logró igualar a 17 por una cadena de fallos en defensa.

En el minuto 17, una gran jugada personal de Accambray que engañó a la defensa, puso a su equipo por primera vez por delante en el marcador (17-18). Un gol que reforzó la confianza de quienes tenían la semifinal más cerca, lo que los impulsó a ponerse tres arriba frente a una España que encadenaba los minutos sin marcar y que veía cómo, a diez del final, la remontada caía ahora de su lado (17-20).

Sin embargo, los de Valero Rivera reaccionaron y encadenaron dos tantos para ponerse a uno de la gran favorita de estos Juegos (20-21). La tensión iba alcanzando su clímax y, a cinco para el pitido definitivo, la diferencia de un gol se mantenía, después de que Víctor Tomás lograse materializar un penalti en un momento clave en el que sus adversarios se escapaban (21-22).

En el minuto 27, Tomás se confirmó como nuevamente como el héroe, al ser capaz de superar la suerte de unos palos que en la segunda mitad se había puesto de parte francesa para lograr una épica igualada a 22 que dejaba la lucha por la medalla en 120 segundos.

De esta forma, se llegó a un final muy igualado, con empate a 22 en el último minuto, que concedió una posesión a cada equipo. El error en el lanzamiento de Joan Cañellas permitió a Francia disponer del último ataque, que convirtió con fortuna, ya que Karabatic falló su tiro, pero Accambray recogió el balón rechazado y anotó el tanto de la victoria.