La llegada de Barack Obama a la Casa Blanca recuperó la esperanza de cambio en Estados Unidos, tal y como ocurrió con la llegada de John Fitzgerald Kennedy 50 años atrás. Sin embargo, cinco años después de su llegada a la presidencia, muchas de las esperanzas puestas en él se han diluido.

A pesar de haber mostrado una gran capacidad de liderazgo, Obama no ha cumplido todas sus promesas electorales. Si bien en 2010 aprobó una histórica reforma sanitaria, que estableció el seguro médico obligatorio, no cumplió la promesa de cerrar la polémica cárcel de Guantánamo.

Galardonado con el Nobel de la Paz en 2009 por sus "esfuerzos extraordinarios por reforzar la diplomacia internacional", el presidente sí cumplió su palabra de poner fin a la guerra de Irak, y fijó el camino para la retirada de Afganistán.

El presidente, que tuvo que enfrentarse a una crisis financiera y una dura campaña electoral en la que salieron a la luz las promesas incumplidas, parecía haber dejado de ser el mito que deslumbró en 2008 para convertirse en un político de carne y hueso que acumulaba logros y fracasos tras cuatro años en la Casa Blanca.

Segundo mandato

En 2012 dejó atrás la sombra de la decepción, tras un mandato marcado por la crisis económica, y logró del electorado "cuatro años más" para concluir "el trabajo empezado".

La principal promesa de Obama para un segundo mandato, lejos de sus ambiciosos planes de 2008, es poner en marcha una serie de iniciativas para reactivar la economía: más gasto en educación, más empleos en el sector manufacturero, menos dependencia del petróleo extranjero y más impuestos a los ricos.

Para su esposa, Michelle, sigue siendo el mismo hombre del que se enamoró cuando se conocieron en Chicago, y que "conoce el sueño americano, porque lo ha vivido".

Índice de popularidad

Con todo, la popularidad del presidente de Estados Unidos ha caído al nivel más bajo desde el inicio de su mandato, con un 54% de rechazo hacia su gestión. Además, por primera vez, una mayoría de estadounidenses -el 52%- afirma que no encuentran el presidente Obama honesto y digno de confianza. Además, casi la mitad de los votantes encuestados creen que el presidente "engañó deliberadamente" a los estadounidenses cuando prometió que podrían mantener sus planes de salud existentes en el marco de la nueva legislación.

De esta forma, Obama se sitúa al mismo nivel que el expresidente George W. Bush durante el segundo de sus mandatos (2004-2008) y muy lejos del que gozaba John F Kennedy, ganador del récord, con un 83%.