Existen momentos en la vida de cualquier persona, en posición de manejar su propia economía doméstica, en los que puede enfrentarse a un gasto extraordinario, sea del tipo que sea, con el que en un principio no contaba. Sobre todo en un mes como septiembre, en el que comienza un nuevo curso escolar y los excesos de las vacaciones siguen aún muy presentes en las cuentas bancarias, saber cómo hacer frente a este tipo de gastos inesperados es una cuestión de gran importancia.

Por supuesto, el mejor método siempre consiste en planificar los desembolsos de manera que no se tenga que recurrir a ayudas externas en el caso de existir una deuda que exija un pago rápido. Pero esto no es siempre posible, por muy bien que se sepa manejar el propio dinero. Aunque es posible hacer frente a estos gastos mediante productos que ofrecen financiación rápida, es importante conocer tanto sus ventajas como sus inconvenientes.

Ayudas extra

Una de las formas más habituales para obtener una ayuda económica extra es acudir a un banco o empresa dedicada a ello y pedir un crédito tradicional. De esta forma, podremos obtener el dinero rápidamente y con tipos de intereses que, aunque elevados, son menores que en el resto de las opciones.

Por ejemplo, el Préstamo Naranja de ING Direct ofrece un tipo de interés del 8,84% TAE para los clientes de la entidad que tengan contratada una Cuenta Naranja, y del 7,76% TAE para los que posean una cuenta Nómina o Sin Nómina. Como sucede en este caso concreto, la vinculación con el banco es un requisito que se suele pedir a la hora de conceder un crédito, por lo que resulta un punto para sopesar con los beneficios. También es recomendable fijarse en las comisiones (de apertura, estudio, etc.), que si son demasiadas, pueden llegar a encarecer mucho un crédito en principio barato.

Hay que tener en cuenta que los bancos acceden cada vez menos a prestar su dinero a clientes que no considere que vayan a devolverlo sin problemas y en el plazo acordado. De todas formas, si el crédito no tiene una cantidad muy elevada, el cliente tiene un trabajo estable, ingresos regulares y un buen comportamiento en los pagos, la tarea se vuelve mucho más sencilla.

Las tarjetas de crédito también tienen un papel importante a la hora de ayudar a las familias a hacer frente a este tipo de gastos. Gracias a ellas es posible realizar pequeñas compras fraccionando sus pagos, si en el momento no se tiene el dinero necesario para hacerlo. Eso sí, tienen el peligro de unos tipos de interés muy elevados que pueden ayudar a aumentar cualquier deuda si no se gestionan de la manera correcta.

Es el caso de la tarjeta de crédito Citi Oro de Citibank, con un límite de crédito de hasta 10.000 euros y varias ventajas como el acceso a seguros o atención al cliente durante las 24 horas. Pero a cambio de sus servicios, tiene un tipo de interés establecido en el 27,24% TAE -la media de lo que se puede encontrar a día de hoy en el mercado. Es por esta razón que las tarjetas de crédito resultan productos muy útiles únicamente cuando pueden controlarse sus gastos.

Otra de las soluciones viene de la mano de los llamados minicréditos. Éstos son comercializados por empresas reguladas de capital privado que se ofrecen a prestar pequeñas cantidades, que van desde los 50 a los 600 euros, en un período de tiempo muy corto.

Una delas características de estas empresas es que piden requisitos bastante menos estrictos de lo que lo haría un banco. Pero también tienen unos tipos de interés muchísimo más elevados: ahora mismo, los honorarios para pedir un minicrédito rondan el 30%.

Como ocurre con el resto de los productos que ofrecen una financiación extra de forma rápida, solamente son recomendables cuando se utilizan con moderación, caso en el cual pueden resultar de gran ayuda.

Lo peor en lo que se puede caer al solicitar cualquiera de ellos es en una deuda aún mayor que termine en un círculo vicioso.