A lo largo de nuestra vida, pasamos miles de horas en nuestros trabajos. El contexto laboral es uno de los más importantes el devenir diario de los españoles, ya que millones de personas se desenvuelven en ese ambiente de forma cotidiana. Para manejarnos en él, además de realizar la propia actividad profesional, es conveniente desarrollar lo que los psicólogos denominan desde hace décadas ´inteligencia emocional´.

Es decir, desarrollar mecanismos adaptativos a las distintas situaciones que se presenten en el trato humano con las personas con las que trabajamos. De cara a mantener la mejor sintonía con el resto de empleados y a trazar sinergias que permitan un óptimo desarrollo personal y profesional, los expertos y psicólogos recomiendan no pronunciar determinadas expresiones:

"Pero"

El uso de esta palabra, en especial en mitad de una frase, predispone a quien lo emplea a utilizar un tono adversativo a sus palabras. Si estamos ofreciendo una argumentación cuyas razones pueden chocar contra las de otras personas, lo mejor es utilizar la conjunción ´y´. De esa manera, suavizamos el mensaje y la posible carga verbal de éste. No obstante, tampoco hay que renunciar a emplear un ´pero´ si creemos que debemos rebatir a otros.

"Eso no es responsabilidad mía"

Aunque quien habla pueda estar en posesión de la razón, no suele ser provechoso para todos emitir un mensaje que puede sonar a ´desentenderse´ de las tareas. Además, da la impresión de que quien lo dice está a la defensiva. Es mejor interesarse por una posible solución al problema.

"Me da igual"

Esta expresión desliza una sensación de apatía en el trabajo que puede resultar peligrosa para el propio empleado. Además, si se emplea como respuesta, el otro interlocutor puede inferir de esa contestación que no se está interesado en su pregunta. Es mejor poder decir "No tengo ninguna preferencia especial, pero considero que deberíamos tener en cuenta".

"Como ya he dicho antes"

Quien pronuncia esta frase da a entender que está molesto por tener que hacer reincidencia en su mensaje. Probablemente, esa molestia está fundamentada, pero el tono de reproche que lleva implícito no contribuirá a una mejor recepción de sus palabras, sino a que los interlocutores se sientan más nerviosos.

"Mejor lo hago yo solo"

Los entornos laborales tienden a fomentar cada vez más el trabajo en equipo. Delegar responsabilidades es un ejercicio que, en un principio, puede resultar complicado, pero que es aconsejable, ya que la confianza entre empleados incrementará el éxito.

"Pero siempre lo hemos hecho así"

Aceptar los cambios y novedades es una de las máximas de la vida que encuentra su traslación al contexto profesional. Si ofrecemos como argumento que un trabajo "siempre" se hace de una determinada manera, sin escuchar las razones de otros, transmitimos la sensación de que nos cuesta progresar en nuestro ámbito de actividad.

"No hay nada que pueda hacer"

Con esta frase, quien la pronuncia emite la idea de que no existe una solución al problema que se presenta, algo que no permitirá avanzar ni a la empresa ni al propio trabajador. Aunque la tarea sea extremadamente complicada, los expertos recomiendan mostrar una postura asertiva, enfocar desde otro punto de vista el problema, y, si es necesario, pedir ayuda.