El líder indio Mahatma Gandhi estaba obsesionado con mantener la castidad y para probar su fortaleza dormía y se bañaba con adolescentes desnudas, una costumbre que mantuvo hasta el día de su muerte. Su sobrina nieta Manu, de 18 años, fue la última de sus compañeras de cama y estaba a su lado el 30 de enero de 1948, el día que un extremista hindú lo abatió a tiros.

Una nueva biografía, de la que es autor el historiador Jay Adams y que se titula «Gandhi Naked Ambition» («La ambición desnuda»), se recrea en las costumbres sexuales de Gandhi. Cuenta que su obsesión con el sexo empezó en 1882 cuando su padre le obligó a casarse, con tan sólo 13 años, con Kasturba Kapadia, una niña de su misma edad.

Parece ser que la noche de bodas el novio ni siquiera se atrevió a mirar a su mujer y aquel trauma sexual se agravó años más tarde cuando su padre murió mientras él estaba haciendo el amor con Kasturba, ya que se sentía culpable de haber estado disfrutando en la cama con su esposa mientras su progenitor agonizaba.

Según Adams, Gandhi comenzó sus experimentos sexuales en 1915. Fue entonces cuando comenzó a dormir con mujeres desnudas, cuando acababa de regresar a la India después de haber pasado 22 años luchando en Sudáfrica por los derechos de la comunidad india. En aquel país, el maestro de la resistencia pacífica hizo voto de castidad. Eso fue en 1898 y no volvió a dormir ni a tener relaciones sexuales con su esposa.

Lo que Gandhi se proponía era reducir su deseo sexual poniéndose a prueba. Se bañaba con Abha y Sushila, sus sobrinas nietas, y ellas le daban masajes desnudo. Contaba a sus amigos que nunca las había visto desnudas, a pesar de todo, porque cuando estaban cerca era capaz de mantener sus ojos cerrados y abstraerse de su deseo.

Mantuvo relaciones íntimas con varias mujeres pero esa intimidad no incluía el sexo. A la activista nacionalista bengalí Saraladevi Choudhuran la consideraba su «esposa espiritual» y se carteaba con una misionera danesa, Madeleine Slade.

En 1944, cuando su esposa falleció, el líder nacionalista comenzó a dormir no con una sino con dos jóvenes desnudas e incluso llegó a acostarse con hombres. Las muchachas, cuenta su biógrafo, tenían cada vez menos edad.

Mahatma Gandhi incluso afirmaba que tenía eyaculaciones involuntarias y que se sentía orgulloso de ellas, porque entendía que su mente se había liberado de sus pulsiones físicas, de las que ni siquiera era consciente.