Carlota Casiraghi, hija de Carolina de Mónaco y del fallecido Stefano Casiraghi, rechaza, recién cumplidos los 25 años, dar la imagen de «niña bien» sin más intereses que las fiestas o la moda, y considera que esos estereotipos «están en las antípodas» de como es.

«Soy la nieta de un jefe de Estado, y como tal tengo algunas obligaciones de representación, nada demasiado exigente o excepcional. Por eso rechazo posar como una princesa. No he querido, por ejemplo, que se me fotografíe sobre la cama de María Antonieta. Eso está en las antípodas de lo que soy», afirma a «Vogue». La joven asegura que sus pasiones son la hípica y la filosofía, y que sus preferencias literarias están plagadas de clásicos. «Siempre he leído mucho. Debo de haber sacado eso de mi madre», confiesa Casiraghi.

«Como a todas las mujeres, me gusta vestirme. Me encanta el poder de transformación que permite la moda. Pero no es una obsesión. Arreglarse, para mí, es una manera de honrar a la gente que nos invitan a mí o a mi familia. Jamás busco estar espectacular. Sólo quiero ser correcta y respetuosa», afirma. Es consciente, pese a todo, de la suerte que tiene, pero no es algo que dé por sentado: «Con lo que se hereda al principio no se vive. Una vida se construye. Y eso es lo importante».