Benedicto XVI pronunció ayer en la «zona cero» una emotiva plegaria junto a un grupo de familiares de las 3.000 víctimas del atentado del 11 de septiembre de 2001. La ceremonia fue emotiva y breve en la última jornada del que supone el primer viaje del Papa a Estados Unidos. El Pontífice cruzó en su «papamóvil», acompañado del arzobispo de Nueva York y cardenal, Edward Egan,y su secretario personal, George Ganswein, la rampa que sirvió para sacar los cuerpos de las víctimas del enorme socavón que dejaron las torres y por donde ahora se entra a la reconstrucción del lugar. «Dios de paz, lleva tu amor a los corazones de quienes están consumidos por el odio», rezó el Obispo de Roma, ataviado con un abrigo sobre su sotana blanca en aquel «escenario de increíble violencia y dolor», según declaró.

En su último día en Estados Unidos, Benedicto XVI exclamó que «el tiempo vuela» también para él al recordar que el pasado 16 de abril cumplió 81 años. «Recen también por mí -pidió-. Como saben, acabo de cumplir un año más».