Oviedo / Shanghai, Agencias / L. A.

Una colorida ceremonia nocturna con gran despliegue de fuegos artificiales fue el escenario elegido ayer por el presidente chino, Hu Jintao, para declarar inaugurada la Expo de Shanghai, la mayor Exposición Universal de la historia.

La ceremonia, que incluyó un abanico de danzas y canciones de todo el mundo, culminó con fuegos, luces, chorros de agua y el resplandor que originó la pólvora sobre el río Huangpu, que atraviesa el recinto ferial, una especie de gigantesca concha de cinco kilómetros cuadrados. Una veintena de jefes de Estado encabezados por Hu Jintao y decenas de delegaciones gubernamentales asistieron a la inauguración. Por España, lo hizo José Bono.

Shanghai tiene ya el récord de participantes, con 189 países y 50 organizaciones internacionales, su reto no es otro que el de convertirse en la Expo más visitada. El listón lo tienen situado los chinos en 70 millones de asistentes. Tras la inauguración de ayer, el evento arranca oficialmente hoy, Primero de Mayo, en medio de exhaustivos controles policiales en calles y hoteles y serias dificultades en las comunicaciones por teléfono e internet.

Para hacer de Shanghai en la mayor Expo de la historia, China creó un fondo de 100 millones de dólares con el que se ayudará a que los países más pobres a estar presentes. Oficialmente, el Gobierno ha invertido 3.155 millones de euros, el doble de presupuesto destinado a los Juegos Olímpicos de Pekín. Sin embargo, hasta la prensa del régimen apunta que el coste real se disparará a los 33.000 millones.