La Princesa de Asturias mostró ayer su lado más informal al recibir el «Garbanzo de plata» que concede desde hace cincuenta años el club madrileño de prensa del mismo nombre y que ya poseían los Reyes, el Príncipe y las Infantas Elena y Cristina.

En un céntrico restaurante de Madrid, Letizia Ortiz improvisó un discurso cercano, familiar y simpático en el que llegó a bromear afirmando que el hecho de ser «la única» de la Familia Real que no contaba con tal distinción provocaba «piques» entre ellos.

«El Príncipe me decía hoy (...) que ahora el pique es con él porque es el único que no ha venido aquí» a comer el cocido, señaló, refiriéndose a que su marido recibió el «Garbanzo de plata» en el curso de una audiencia a los miembros del consejo del club en 1987.

La Princesa confirmó también una anécdota que comentó, minutos antes de que ella hablara el columnista Alfonso Ussía, con respecto a que a la salida de la catedral de la Almudena el día de su boda con el Príncipe, le preguntó a su marido si creía que le darían el «Garbanzo de plata».

Pero al margen de las bromas y las anécdotas, la Princesa sí llevaba un mensaje preparado. Recordó que próximamente, el 22 de mayo, se cumplirá su sexto aniversario de boda y subrayó que en este período, en el que también ha sido madre, ha «acompañado al Príncipe en su labor para apoyarle», en lo que ella pueda, «en su dedicación permanente a España».

«He intentado cumplir con mi trabajo con responsabilidad, ilusión, esfuerzo» y, como dijo el día de su presentación oficial como prometida de Felipe de Borbón el 3 de noviembre de 2003, un lunes del que dice acordarse perfectamente, «con vocación de servir a los españoles».

La espontaneidad de Letizia ortiz se dejó ver desde el primer momento en que comenzó a hablar. Sus palabras apenas las captaba un micrófono apoyado en la mesa y le pidieron a la Princesa que cogiera uno de mano. «Yo, lo que me digáis. Me habían dicho que no lo cogiera (el micrófono)», dijo ella, que se dirigió a uno de sus responsables de prensa para pedirle permiso antes de agarrar entre sus manos el aparato con el que estuvo tan familiarizada en su faceta anterior de periodista.

No es habitual escuchar a la Princesa dirigirse a su auditorio en un formato tan coloquial, pero hay que tener en cuenta que la mayoría de los discursos que pronuncia los hace en actos institucionales, que nada tienen que ver con la comida de ayer. La Princesa compartió mesa con la presidenta del club, Laura Valenzuela, sentada a su derecha; el ex alcalde de Madrid José María Alvarez del Manzano, el dibujante Antonio Mingote -que le regaló un abanico pintado por él-, Alfredo Amestoy, Federico Escudero y Alfonso Ussía.

Ussía, en unas palabras pronunciadas antes de que hablara la Princesa, destacó que ha cumplido su papel «con gran naturalidad y eficacia» a pesar de que reconoció haberlo puesto «en duda en algún momento». Entre los asistentes a la comida organizada por el club de prensa «Garbanzo de Plata», al que la Princesa se refirió como una asociación de «gentes buenas y sabias», estaban la Duquesa de Alba y su hijo Cayetano Martínez de Irujo, Rosa Villacastín, Isabel Gemio, María Teresa Campos, Jesús Mariñas, Ramón Sánchez Ocaña y el ex Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid Pedro Núñez, entre otros.