Nada como una belleza para desorganizar el corral. Así ha sido siempre, desde que el hombre y la mujer son hombre y mujer, aunque ahora investigadores de las universidades de Valencia y Groningen, en Holanda, creen que pueden explicarlo más allá de los ataques incontrolados de líbido.

Las guapas estresan y por tanto pueden ser peligrosas para la salud. La culpa la tiene el cortisol, la hormona del estrés masculino. El estudio demuestra que los hombres son capaces de aumentar subitamente el nivel de cortisol cuando están cerca de una mujer atractiva. Puede que parezca una perogrullada pero ahora hay datos empíricos tras los análisis realizados con un centenar de jóvenes varones. En todos, los niveles de cortisol variaban en función de las características de la mujer que se acercaba. Dicen los investigadores que el estrés es sólo perjudicial en este caso cuando está asociado a niveles muy altos de cortisol y durante un tiempo prolongado. Alguien podría deducir que mejor no casarse con una muy muy guapa. Los incrementos puntuales de la actividad de la hormona son, en cambio, muy positivos. Y de hecho el cortisol se pone en funcionamiento por su cuenta y riesgo cada vez que nos despertamos para poder afrontar la jornada diaria. Nuestro cuerpo lo nota por el aumento de la cantidad de glucosa en sangre. Somos química.