Se terminó el amor entre Carlos Larrañaga y Ana Escribano. El veterano actor anuncia esta semana en la revista Hola!' que han decidido divorciarse 'por su culpa', porque, dice, a sus 73 años se ha convertido en "un viejo maniático". "Reconozco que soy inaguantable y supongo que soy dominante", confiesa Larrañaga durante la entrevista en la que asegura no encontrarse muy bien anímicamente.

Han sido cuatro años de una "locura maravillosa", según define su relación el propio actor. En su día sorprendió este romance, por la gran diferencia de edad entre Ana y Carlos (los separan 36 años) y ahora es, precisamente, esa diferencia la que les ha ido separando poco a poco. "Es cuestión de mentalidades. Es muy distinto como se piensa a los 35 años, por muy inteligente que seas y por muy buena que esas y Ana es la dos cosas", dice.

Con éste es ya el tercer divorcio de Larrañaga, que estuvo casado anteriormente con Maria Luisa Merlo y Ana Diosdado. Pero esta experiencia en rupturas no sirve para nada cuando se habla de sentimientos, así, Carlos asegura estar mal anímicamente. "Me dicen: 'tienes que superarlo', pero yo no lo quiero superar porque ahí está mi hija y el inmenso cariño que Ana y yo nos tenemos".

De hecho, asegura que se llevan muy bien por su hija y porque la relación no ha terminado de malas formas. Ante ésto a su ya ex mujer le desea lo mejor: "A Ana le deseo que encuentre pronto la felicidad y que rehaga su vida. Se lo deseo de la misma manera que para mí deseo la soledad, porque me hace bien", dice y concluye bromeando: "después de éstos, sólo me volvería a casar... in articulo mortis".