Pocos años como éste en el glamouroso Festival de Cannes. Apenas veinticuatro horas antes de que se den a conocer las películas y los actores ganadores, las apuestas están más abiertas que nunca, con una excepción: Javier Bardem, que muy probablemente se lleve la «Palma de oro» al mejor actor, con permiso de Lambert Wilson, protagonista de «Des hommes et des dieux». En el lado femenino suena toda una diva, Juliette Binoche por su papel en «Copie conforme».

En cuanto a las películas, los críticos incluyen títulos como «Another year», de Mike Leigh; la ya citada cinta francesa «Des hommes et des dieux», de Xavier Beauvois; «Poetry», de Lee Chang-doo, y «Biutiful», del mexicano Alejandro González Iñárritu.

Y a la hora de recapitular favoritos, mejor no olvidarse del incombustible Nikita Mijalkov, a sus 65 años un director de espíritu joven, sin miedo a las polémicas y con una pasión desbordante por un cine en el que considera imprescindible que haya sentido del humor. Mijalkov presentó ayer en la competición oficial del Festival la segunda parte de «Burnt by the sun» («Quemado por el sol»), una personalísima visión de la II Guerra Mundial y, en especial, del papel que desempeñaron los rusos en ella, y en la que hay mucho humor negro y bromas macabras porque, como explica el director, «no puedes ganar en una guerra sin sentido del humor». El papel protagonista del filme, el del coronel Kotov, es interpretado por el propio Mijalkov, acompañado por la hija del realizador, Nadezhda.

Una historia que ha costado 40 millones de dólares, el mayor presupuesto de una película rusa.