V. E.

El belén de la iglesia de San Nicolás de Bari no basta con visitarlo una vez. Desde que se inaugura el primer domingo de adviento hasta que se retira, después del día de Reyes, las cinco mujeres encargadas de su diseño cambian las escenas en tres ocasiones.

En el primer montaje, a principios de diciembre, la Virgen se encuentra embarazada y se hospeda junto a San José en la posada. Cuando llega la Nochebuena, como explica Ada González, se cambian los pasajes, «ya está el misterio en el portal y aparecen figuras nuevas como los Reyes Magos». Unos Reyes que ayer todavía se encontraban lejos del portal, pero que ahí, con el tercer cambio de las figuras, «estarán adorando al Niño Jesús», apuntó González.

La primera ocasión en la que se instaló este belén, que se encuentra en una embocadura de piedra -hecha con forespán- fue en el año 1992. La elaboración es totalmente artesana y realizada por cinco mujeres de la parroquia de El Coto. «Comenzamos elaborando el paisaje y las figuras, después de participar en los cursillos de la Asociación Belenista», explicó una de las encargadas del belén de San Nicolás. Ahora, cada año van introduciendo pequeñas modificaciones.

En esta ocasión, «el río cuenta con dos cataratas y hemos puestos naranjos y almendros». Además, poco a poco van cambiando las figuras originales que ellas mismas habían realizado por otras creadas por maestros artesanos.

Cuando se retira el belén, «nos quedamos con lo que creemos que puede servir para el año que viene y tiramos el resto», indicó Ada González. Por ese motivo, de un año a otro, el montaje de San Nicolás de Bari aporta una visión diferente a los visitantes.