La Escuela Universitaria de Estudios Empresariales Jovellanos «ha ganado con el cambio». En eso coinciden tanto el actual director de la Escuela, Rafael Pérez Lorenzo, como su antecesora en el cargo, Rosa Aza Conejo, actual directora del máster de Transporte y Gestión Logística de la Universidad de Oviedo.

Las mejoras se han visto reflejadas en el aumento de las aulas, de las 12 que había se ha pasado a 38. Además, los profesores también han salido ganando, ya que antes contaban con tan sólo 20 despachos y ahora, en el nuevo edificio, pasarán a tener 119. La capacidad de las aulas varía bastante de unas a otras, aunque la mayor parte de ellas, como indicó Pérez Lorenzo, «tienen cabida para unos 90 alumnos». Las hay también más pequeñas, para unos 30 estudiantes, que son en las que se impartirán las clases de idiomas y las de los diferentes másteres. La mayor de las aulas cuenta con más de 140 plazas y, de momento, ahí se impartirán las clases a uno de los grupos de primero de Turismo. Refiriéndose a las aulas también se pronunció Rosa Aza, quien considera que «no tienen comparación con las anteriores, porque veníamos de una situación muy precaria en la que las aulas eran muy malas».

El actual director de la Escuela Universitaria, aunque reconoce que «nunca es buen momento para hacer un traslado», está muy satisfecho por cómo han salido las cosas. La proximidad de los exámenes era uno de los argumentos que esgrimían los alumnos para que se retrasase el traslado, pero al final se ha realizado, como estaba previsto, después de las fiestas de Navidad, y «creo que todos vamos a salir ganando, porque es un sitio fantástico», indicó Pérez Lorenzo, quien también reconoció sentir debilidad por la nueva biblioteca del centro.

La nueva ubicación de la Escuela Universitaria Jovellanos permitirá a los alumnos, como apuntó la directora del máster de Transporte y Gestión Logística, «mantener una mayor relación de afecto», porque el desplazamiento hasta allí hará que tengan que «pasar más horas juntos», apuntó. Además, considera que las vistas y el nuevo edificio deberían «incentivar más a los alumnos para asistir a clase». De momento, Aza no ha notado la diferencia con un día de clase en el antiguo edificio de Francisco Tomás y Valiente, porque «han venido prácticamente los mismos alumnos», indicó.

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