É. V.

Las zonas de carga y descarga de Gijón están mal distribuidas y no se han adaptado al crecimiento de la ciudad. Ésta es la primera impresión que sacan los transportistas tras ojear el plano que ayer les entregó el Ayuntamiento. Hoy a las siete de la tarde mantendrán una reunión para analizarlo con detenimiento y enviar sus propuestas a los responsables de la regulación del tráfico en la ciudad.

Las zonas de nueva construcción y los barrios más modernos apenas tienen zonas para la carga y descarga. Enrique Riaño, presidente del Cesintra, que ayer recogió el plano, asegura que ésa será una de las prioridades. «El nuevo Gijón, Montevil o la nueva zona de La Calzada y el Cerillero apenas tienen zonas de descarga. Por ejemplo, en Viesques hay una y en el entorno del centro comercial del nuevo Gijón hay tres. Sin duda, es insuficiente», asegura.

El problema no es sólo en esas áreas nuevas. También el centro de Gijón y Cimadevilla tienen las zonas de carga y descarga mal distribuidas. En el barrio antiguo, por ejemplo, desde los Jardines de la Reina hasta el cerro hay sólo cuatro zonas. Y las que están en el entorno de la plaza del Humedal, del Carmen o Moros, importantes ejes comerciales, son «pequeñas. Apenas unos metros», lo que dificulta mucho el trabajo del transportista.

Por eso las peticiones iniciales, a falta de la revisión más concreta, pasarán por incluir más zonas en puntos estratégicos y hacer más grandes las que ya hay. También habrá que adecuar los horarios; que haya mayor regulación y adaptarlos a las necesidades de cada negocio.

Los problemas con las zonas de carga y descarga no son nuevos para los transportistas y repartidores, pero la puesta en marcha del «multamóvil» agravó considerablemente la situación. Hay trabajadores que acumularon hasta nueve sanciones en dos meses y recuerdan que cada multa ronda los 120 euros. Eso, sin tener en cuenta los puntos del carné de conducir que pueden perder.

El Ayuntamiento se comprometió entonces a regular de nuevo esas zonas y a mantenerlas «limpias», es decir, a incrementar la vigilancia y la actuación de la grúa sobre los turismos que aparcaran en las áreas restringidas. Sin embargo, a la vista del plano, eso parece todavía insuficiente. Pese a que los trabajadores del sector son conscientes de la dificultad de regular unas zonas tan complicadas.