J. C. GEA

La idea es sencilla, pero tan extraña que cuesta explicarla. Se toma un «led» -un pequeño diodo luminoso-, se lo fija con cinta adhesiva a una pila de litio y a un imán y se lo lanza aleatoriamente contra una superficie metálica en un espacio público. Uno solo no tiene mayor gracia que el gesto. Cincuenta mil ya son otra cosa. Y ése el número de «led throwies» -así se denomina el invento en inglés- con que se pretende dar la bienvenida el sábado en Gijón, Oviedo, Avilés y Langreo al nacimiento del Centro de Arte y Creación Industrial de la Laboral, que el abre sus puertas un día antes.

Rosina Gómez-Baeza, directora del centro, presentó ayer esta iniciativa entre la «performance» colectiva, el «graffiti» luminoso y la escultura efímera en espacios públicos con la que además se pone en marcha el primero de los talleres de Laboral. Los norteamericanos Evan Roth, James Powderly y Michele Walther, del neoyorquino Graffiti Research Lab, han sido los encargados de traer esta curiosa actividad y, más que impartir el taller para una elaboración que lleva medio minuto aprender, explicar la filosofía que hay tras algo tan simple.

«Todo el espacio público se ha vendido a las grandes corporaciones y eso ha dado lugar a un totalitarismo audiovisual», denuncia Powderly, que encuadra los «led throwies» en la misma guerrilla contracultural en la que milita el «graffiti», pero añadiendo un componente de nuevas tecnologías ausente en el lenguaje del spray.

Para Vicente Matallana, que propuso la idea a Gómez-Baeza, el «reto» de esta actividad reside en mostrar «cómo una tecnología básica, elemental, puede conseguir algo bonito y divertido» al ser compartida. En esa noción está la clave, ya que se trata de mostrar que las tecnologías deben democratizarse, hacerse accesibles y gratuitas. Y además de introducir un concepto «pedagógico» entre los jóvenes, a los que se enseñará cómo construir los «led throwies» pero también cómo recogerlos después de la intervención.

La iniciativa ha contado con la colaboración de entidades como Abierto hasta el Amanecer o la empresa Codisa, que ha cedido el material, además de particulares como Cuco Suárez, Benjamín Menéndez o Pablo Sampedro.