El colega y amigo De Silva sale como alarmista en falso cuando dice, en este diario el 29 de diciembre, que Benedicto XVI siembra la alarma porque en el nacimiento en la plaza del Vaticano lo sitúa en Nazaret y no en Belén. Lo cual no es para tanto, pero quien no es creyente de una anécdota saca el Himalaya de propaganda.

Los Evangelios de Mateo y Lucas relatan el nacimiento de Jesús en Belén, adonde fueron su madre, María, y el esposo, José, para censarse por la orden del emperador romano, y allí llegaron los Magos de Oriente guiados por la brillante estrella que apareció en el cielo. Pero los Evangelios de Marcos y Juan no hablan del nacimiento de Jesús, sino que empiezan su relato a los 29 o 30 años de edad de Cristo, en que salió a predicar la doctrina cristiana, pues fue en este lugar donde vivió y creció con su familia, conocido como Jesús el Nazareno o el Galileo.

En Belén no residía, sino que nació allí por la citada circunstancia, y fueron pocos días, pues la familia volvió con Él al lugar de residencia familiar de Nazaret, en Galilea.

Y no puede decirse que Benedicto XVI va a acabar con todo, ni menos hablar de que está en puertas una inexistente Iglesia cismática, como dice De Silva.

Y se recomienda leer el artículo del párroco José María Díaz Bardales en LA NUEVA ESPAÑA del domingo 30 de diciembre de 2007.

PD. El presi de la Moncloa lleva al país por lo peor, pues nunca hubo una legislatura tan pésima para España como la actual, en que él nunca buscó acuerdos políticos con el PP en temas esenciales, como el terrorismo, acusándolo de crispar, cuando los que crispan sin parar son él y sus colaboradores. Y da vergüenza lo que hace, porque hasta el Rey Juan Carlos ha viajado a Afganistán para estar con nuestras tropas la fiesta del Fin de Año, y el citado presi se queda en casa y no tiene el valor de desplazarse allí. ¿Es esto un presidente de España?