Ya que no hemos conseguido vestir en Carnaval a la alcaldesa Paz Fernández Felgueroso de Cleopatra -algo que, sin embargo, ha hecho la periodista Guillermina Caso, de SER Gijón, con gran dignidad y aplomo-, hemos tenido que acudir a la caricatura para ponerla de Alicia en este Gijón del alma y de las maravillas.

Un Gijón que denominamos de las maravillas no tanto por paralelismo con el libro «Zapatero y el pensamiento Alicia», de Gustavo Bueno -convenientemente privado de convenio subvencionatorio por el Ayuntamiento-, sino porque las mentes gobernantes de la ciudad avanzan a velocidad de crucero, mientras que los proyectos que han impulsado lo hacen al ritmo de la tortuga.

Ahí está el caso de El Molinón, sobre cuyo proyecto de reforma ya no se ocultan temores en las Consistoriales. Y ahí sigue el plan de vías, que ya cumple cuatro años de sucesivos retrasos, al tiempo que se suceden los anuncios de que están al llegar los proyectos ingenieriles, como el de la estación de Puerta de la Villa. Nada, ni rastro.

Del balneario de Poniente, ni hablamos. Ya lo haremos en su momento, cuando nos veamos en el trance de reclamar el retorno de un gobierno local frentepopulista, como el de la II República, que acertadamente demolió todos los estorbos colocados en el borde marítimo de la ciudad.

Pero cada cosa, a su tiempo. Ahora toca registrar otro elemento que ha convertido a Gijón en un lugar de maravillas. Se trata de la visita de cortesía que el alcalde ovetense y cabeza de lista del PP, Gabino de Lorenzo, giró a la Villa de Jovellanos, y en la que también rindió pleitesía a la número tres de su escudería en la candidatura al Congreso, Pilar Fernández Pardo.

Felgueroso, que siempre ha querido ser monarca o faraona en Gijón, trató con mucha elegancia, como suele hacer en toda circunstancia, a la embajada del faraón Gabino. Dijo alegrarse de que De Lorenzo se convirtiera a la defensa de Gijón.

Sin embargo, a juicio del resto de los líderes socialistas gijoneses, Gabino de Lorenzo viene con prisas y a recuperar el tiempo perdido, es decir, el que empleó en denostar a Gijón. El PSOE dice estar preparando un listado de agravios pasados, pero debe de estar ya muy avanzado, puesto que José Manuel Sariego y Jesús Morales ya lo han adelantado en sendas tribunas publicadas por LA NUEVA ESPAÑA.

No es que se pueda comparar el volumen de la oposición de Gabino de Lorenzo a ciertas cuestiones gijonesas con otras actitudes semejantes, pero aquí nos gustaría dejar constancia de que, cuando le fue posible, Álvaro Cuesta, número uno de la lista del PSOE por Asturias, se opuso fieramente al establecimiento de una Sección de la Audiencia Provincial en Gijón. Lo recordamos porque defendió su postura con gran convicción en una mesa redonda del Club Prensa de este periódico que nos tocó moderar en su momento. Cuesta concitó tal rechazo del respetable que en un momento dado se volvió al moderador y le dijo: «Vaya, ha venido a parar aquí toda la carcunda de Gijón».

Volviendo a De Lorenzo, lo que le está sucediendo -probablemente para beneficio suyo- es que los socialistas no hablan de otra cosa más que de su candidatura, lo que prueba que les ha llegado al alma. Le llaman «jubilado» (José Blanco), «monologuista» y actor de «ópera bufa» (Cuesta), de «discurso cuaternario y faltón» (Javier Fernández), cercador de Ovidio (Areces), etcétera.

Si continuamos así durante las cinco semanas que faltan hasta las urnas de marzo, puede que De Lorenzo no necesite mover un dedo: la campaña se la hará el contrincante. Y con estas maravillas nos despedimos hasta la Cuaresma, tiempo de llanto y rechinar de dientes.