Sospecho que lo hacen para ellos porque les encanta esta jarana. Pero no me creo que lo hagan para los ciudadanos. Cualquier civil sensato que ni milite ni simpatice ni se acabe de caer del guindo sabe que, precisamente en el tiempo que media entre el papel que se pegó anoche en la pared con aires de fiesta callejera de colegio mayor y el papel que será depositado -si lo es- en la urna el día 27, es justo cuando los políticos más embarullan, exageran, deforman, ocultan, mienten y, en definitiva, aburren. El espectáculo de estos días, que inexplicablemente algunos consideran el súmmum de nuestro calendario democrático, produce el efecto contrario del que debería producir: ofusca la reflexión y desmoviliza el entusiasmo. Pero no huyan, no: pónganse el filtro protector en ojos y oídos, no se pierdan comba del «show» para no entumecer su veta crítica y prescindan absolutamente de él si es que quieren meter la papeleta cuando caiga el telón.