V. ESCANDÓN

Javier Cristobo, investigador del Instituto Español de Oceanografía, especialista en Ecología Bentónica, ofreció ayer una conferencia en el IES Universidad Laboral, en la que compartió con los alumnos sus experiencias en las expediciones a la Antártida. Cristobo ha realizado expediciones en Sudáfrica, Namibia, Galicia, Cabo Verde y el golfo de Guinea, y espera en los próximos años desarrollar proyectos de investigación de la fauna del litoral de la costa asturiana.

-Ha realizado muchas campañas oceanográficas en diferentes países, ¿qué supuso su investigación en la Antártida?

-He tenido la suerte de participar en dos expediciones en la Antártida y poder contar de primera mano a los alumnos las experiencias que allí viví, cómo fue mi vida a bordo y cómo son los animales que viven en las aguas antárticas. Además, tuve la suerte de bucear en esas frías aguas y vivir en una base científica chilena, en la que estuve un mes filmando.

-Una experiencia única.

-Como investigador y ser humano me siento privilegiado de haber podido estar allí y presenciar esos paisajes. Además, como científico es una oportunidad única porque estás investigando en una zona exclusiva del planeta. Se trata de un laboratorio casi virgen, dado que no hay contaminación marina, lo que permite que se puedan investigar muchos campos interesantísimos para el futuro de la humanidad, desde el cambio climático hasta la investigación de productos novedosos que se están utilizando en la lucha contra el cáncer o el sida.

-¿Qué la convierte en un lugar tan importante para la investigación?

-Hay que tener en cuenta que la Antártida es una zona que ha permanecido virgen desde el principio de los tiempos, sin acción del hombre ni efectos contaminantes, y eso es un factor clave para que sea objeto de estudio. Además, tiene unos ecosistemas muy concretos, muy ricos y variados. Su fauna se caracteriza, en primer lugar, por una longevidad muy elevada y, segundo, por un gran tamaño de las especies. Esas dos particularidades hacen que sean especies potencialmente estudiadas, porque tienen unas características muy concretas e interesantes para el estudio.

-¿Se observan ya las consecuencias del cambio climático?

-En las expediciones a la Antártida hemos coincidido con científicos que sí estudian el cambio climático, y realmente son los que están midiendo su efecto. La verdad es que lo que van registrando en sus estudios es ciertamente alarmante, porque el deshielo de la Antártida empieza a ser preocupante, y está constatado que se pierde una importante masa de hielo cada año. Por eso, es importante concienciar a los políticos y a la gente que tiene capacidad de decisión de que actúen y trabajen para que la emisión de gases con efecto invernadero se vea reducida.

-¿Cuál es actualmente la situación de las especies marinas de la zona cantábrica?

-En la zona cantábrica la situación de las especies marinas no creo que se haya visto reducida en cuanto al número de especies constatables, aunque es difícil comprobar si existe esa reducción, porque son necesarios estudios concretos, y la pena es que no hay muchos estudios con los que comparar. Por tanto, no se pueden saber los efectos que está teniendo la contaminación o el cambio climático. Desde hace unos años, se están empezando a desarrollar proyectos, y es de esperar que este tipo de estudios continúe en el futuro para poder predecir esos cambios. Por su parte, el Instituto Español de Oceanografía está estudiando series radiales en la zona de Cudillero y de Gijón, que son las que permiten constatar dentro de unos años cómo está variando la fauna de esas áreas en concreto. También hay proyectos para la costa del litoral, que están investigando especies que no son autóctonas y que están colonizando nuestras costas.

-¿A qué se debe esa escasez de estudios?

-La Universidad de Oviedo ha realizado un trabajo muy importante en estudios de zoología y fondos blandos. También tienen un equipo muy importante que estudia las algas, aportando investigaciones muy valiosas para el conocimiento del litoral asturiano. Pero, en concreto, la fauna de sustratos rocosos, que es mi especialidad, está menos estudiada por la dificultad que entraña, ya que las artes de arrastre no entran en esos tipos de sustrato. Por eso, te tienes que valer de otras técnicas de estudio, como puede ser el buceo; hasta hace poco no había muchas personas que buceaban, y el acceso a esos hábitats era mucho más restringido. Me parece que queda mucho por investigar en cuanto al estudio de la flora y la fauna del litoral asturiano.

-La apertura del acuario de Gijón ¿puede ayudar a impulsar los estudios sobre el medio marino?

-El acuario de Gijón está haciendo una labor muy importante en cuanto a la divulgación y el estudio del medio marino. El Instituto Español de Oceanografía ha firmado un convenio con el acuario de Gijón para impartir un ciclo de conferencias y continuar con su labor divulgativa. Desde el comienzo, el acuario se puso como objetivo la misión de concienciar y educar a las nuevas generaciones de la necesidad de proteger el medio marino. Creo, en ese sentido, que no se puede respetar y proteger un medio que no se conoce. Todavía queda mucho por hacer en cuanto a investigación y educación, aunque el acuario y el oceanográfico están haciendo una labor encomiable.