A las cero horas de hoy se acabó la interminable precampaña. Sabiamente, las leyes imponen tan sólo una quincena de pugna electoral propiamente dicha. Pasará en un santiamén, si hay suerte. Y menos mal, porque a los tres candidatos a la Alcaldía de Gijón que ayer brindaron en LA NUEVA ESPAÑA de Gijón se les nota cansinos y reiterativos. La ciudad es demasiado pequeña como para que surjan ya ideas rompedoras, o fuera de escala, y demasiado grande como para que tres personas mantengan el interés continuado del pueblo soberano.

Aun así, Paz Fernández Felgueroso (PSOE), Pilar Fernández Pardo (PP) y Jesús Montes Estrada, «Churruca» (IU-Bloque por Asturias-Los Verdes), sacaron ayer sus mejores sonrisas ante unas copas de cava. No estaban especialmente tensos, aunque al mínimo descuido se enzarzaron con el metrotrén y la estación intermodal, el tranvía o el túnel bajo el cementerio.

Eso sí, repitieron mensajes, aunque hubo uno relativamente nuevo en boca de la candidata Felgueroso: confía en un setenta por ciento de participación el día 27 de mayo. Cifra elevada, sin duda, como la que se verificó en Gijón en las elecciones generales de marzo de 2004, cuando la izquierda se movilizó bajo el impacto del atentado del 11-M, que, a su vez, había resucitado el cabreo por la guerra de Irak.

Da la casualidad de que el PSOE nacional muestra desde hoy un vídeo que arranca con las bombas iraquíes y la salida de las tropas españolas de tal conflicto. Evidentemente, los socialistas han entrado al trapo del PP, que pretende hacer de estas elecciones municipales y autonómicas un plebiscito sobre José Luis Rodríguez Zapatero. Como es sabido, desde 1979, año de los primeros ayuntamientos de la democracia, los comicios municipales han sido medio heraldos de lo que a la vuelta de un tiempo iba a suceder en las respectivas elecciones generales.

La hipótesis del plebiscito, asumida por PSOE y PP, introduce variables imprevisibles. Lo que Felgueroso está diciendo implícitamente al invocar un setenta por ciento de participación es que la izquierda ha de salir masivamente a las urnas porque todo indica que la derecha está muy movilizada. Adviértase que esa izquierda fue la que tomó hace años las calles contra Aznar y su intervención guerrera. En los últimos tiempos, la derecha ha saltado al asfalto contra Zapatero y su proceso de paz.

En cuanto a Pardo, candidata del PP, repitió el pronóstico de que sus siglas obtendrán catorce ediles, esto es, mayoría absoluta. Lo dijo con convencimiento marcado por un tono suave.

Considerar el asunto del tono del discurso político electoral nos viene impuesto por la más reciente actualidad de la Francia. Dicen los analistas que Nicolas Sarkozy ganó puntos a medida que suavizó su alegato de la derecha inapelable, mientras que Ségolène Royal retrocedió al hacer una diatriba del ideario socialista. Algo así predican de un tiempo a esta parte los cronistas nacionales respecto a Mariano Rajoy: que ha bajado algo la tonalidad de las cargas contra Zapatero, o que omite el espinoso asunto de la teoría conspiratoria del 11-M. De ahí el apodo de Rajozy. En Asturias, a Ovidio Sánchez se le nota también algo templado.

Pero estas circunstancias son netamente mudables. Sin embargo, resultará interesante medir en los próximos días la templanza de Pardo y Felgueroso.

Y también la de «Churruca», que durante el brindis de ayer fue quien dominó la escena, entre manzanas, champán y mujeres. «Ni esta señora -Felgueroso-, ni ésta -Pardo- van a ganar». Eso sí, les regaló sendas manzanas rojas, su distintivo de campaña. ¿La manzana de Blancanieves o la de Eva, que más bien fue un higo o una algarroba? «Churruca» pronostica para IU «de tres a 14 ediles» y enseña un puro que encenderá el día que en Gijón se inaugure el tranvía. ¿Será ese asunto el que condicione un pacto con el PSOE, si lo hubiere?

No adelantemos acontecimientos. Por ahora, atención a la tómbola recién abierta: la de los candidatos gijoneses, y la nacional, que, en el caso de que actúe sobre lo local, será la más turbadora.