Miriam SUÁREZ

Un día de suerte, Sandra Corral Cardeñoso y Fernando González Sánchez pueden tardar veinte minutos en estacionar el coche. Si el día se tuerce, «ni se sabe». Esta pareja compró piso en la calle Los Pedregales hace cinco años. En el solar de su edificio no fue posible construir un garaje subterráneo. Ellos confiaban en que pronto encontrarían una alternativa, pero no les está resultando nada fácil.

En Laviada, buscar aparcamiento roza la desesperación. Hasta el punto de que se ha convertido en uno de los grandes problemas del barrio. Un problema de muy difícil solución, ya que ni hay espacio público para habilitar estacionamientos en superficie ni apenas hay solares donde sean viables los garajes privados. «Los terrenos que van quedando libres entre medianeras son muy pequeños y no suelen tener las medidas que exige la ley para hacer aparcamientos subterráneos», explican técnicos del sector inmobiliario.

Es el caso de los dos solares que actualmente se están desarrollando en la avenida de la Constitución. Sandra Corral y Fernando González estaban muy pendientes, por si acaso sonaba la flauta. Nada. «Nosotros andábamos buscando para comprar un par de plazas -ambos tienen coche- y, qué va, no las encuentras. Esto está imposible», afirman.

La escasez ha hecho de Laviada una especie de «milla de oro» de los garajes. El precio del metro cuadrado de aparcamiento se ha desorbitado, llegando al punto de solicitar 180 euros mensuales por el alquiler de una plaza situada en la calle Avilés. Un caso extremo que refleja la situación que se está viviendo en el barrio, donde «sería una barbaridad pagar más de 80 o 90 euros al mes por un aparcamiento particular», según los profesionales que rastrean el mercado.

Ni el centro urbano soporta ya semejante presión. «Ellos, por lo menos, tienen parkings», puntualizan los vecinos de Laviada, que cada vez que van a preguntar por una nueva promoción o se llevan un chasco o se llevan un susto. Agentes inmobiliarios que controlan la zona aseguran: «Hace dos años, una plaza sencilla en la avenida de la Constitución podía rondar los 24.000 euros; ahora no bajan de los 42.000. A eso súmale el precio del piso, el IVA y todo lo demás».

Las últimas plazas que salieron a la venta en el barrio, todavía sobre plano, incluso superaban los 42.000 euros mencionados. A oferta escuálida y demanda ansiosa, mercado revolucionado. La necesidad de aparcamientos es tan perentoria que vecinos como Sandra Corral o Fernando González estarían dispuestos a gastar esa cantidad para evitar el trastorno diario de encontrar un sitio dónde dejar el coche.

«Los pagarías porque no te queda otro remedio. Es que, al final, gastas más en multas o en el tique de la ORA», argumentan. Y en tiempo: «Hay veces que dejamos el coche en una esquina y luego, cuando empiezan a quedar espacios libres, bajamos a aparcarlo bien. Gastaremos unos 100 euros de gasóleo al año sólo en dar vueltas».

Hay horas en que hasta las esquinas están ocupadas. Los vecinos creen que el Ayuntamiento debería haber aprovechado la avenida de la Constitución para hacer un gran parking subterráneo y resolver esta situación. A día de hoy, el aparcamiento es para muchos residentes un asunto de primera necesidad. Una necesidad que, en el barrio de Laviada, sale casi tan cara como un piso, «si se tiene en cuenta que estamos hablando de cuatro rayas pintadas en el suelo».