Uno de los alicientes que tiene la época estival es, además, de los baños en la bahía (bahía, por cierto, amenazada de muertes y de la que otro día hablaremos largo y tendido pues no cabe cruzar los brazos), el reencuentro, entre la ignota multitud, con paisanos que viven alejados del Paraíso. Este Lánguido verano, en blanco y negro, como tantos pretéritos vividos, por aquí, fieles a su querencia natural, ya me he topado con Pipo Mosquera, Juanma Castaño, Antón Meana, Nacho Artime y Viky Hidalgo procedentes de Madrid; con mi querido profe José Manuel Meana y con Nacho Braña, quienes hacen patria en la preciosa Santa Cruz de Tenerife; con los «cartageneros» Jopo Vindel y el coronel Paco Berasaluce; con nuestro embajador en Maracaibo, José Antonio Escalera, quien está empeñado en vaciar la playa de princesitas; con Inés Vega Arango, a quien de Cuca le viene al galgo y está más guapa aún que cuando se mudó al país gabachoÉ En fin, dicen que la nostalgia es un error, pero yo digo, porque lo siento, que recordar es vivir de nuevo y a mí el reencontrarme con conocidos y amigos como los citados me recompensa con creces este lánguido verano en blanco y negro.