R. G. / M. C.

A la intervención de los principales representantes del socialismo asturiano y gijonés, presentados por el secretario general del PSOE de Gijón, José Manuel Sariego, también se sumó José Ramón Pérez Vega, sobrino de Encarna Vega, quien parafraseando a Julián Besteiro indicó que «su familia es tan grande que no cabe en esta sala, porque su familia es la familia socialista».

Uno de los momentos emotivos del acto civil fue la intervención del cantante Julio Ramos, quien entonó una canción que era muy especial para Encarna Vega. Ella la escuchaba habitualmente a «un grupo de parroquianos anarquistas del bar Avenida, que la cantaban en voz baja». Encarna trabajó en la cocina de ese bar antes de poner la que luego fue su peluquería, junto a la calle Dindurra.

La última vez que Encarna Vega entonó esa canción «fue en su 90.º cumpleaños, el pasado 10 de julio con su minúscula voz», recordaba Julio Ramos. Una canción que ayer se volvió a escuchar en el tanatorio, recuerdo de otros tiempos: «Al olivo, al olivo, al olivo subí / por marchar de Gijón, prisionero caí / en el $27$27Llodio$27$27 embarqué, del Fomento salí / a la altura de Peñas un bou nos apresó. / Qué le vamos a hacer / quien arriesga en el juego, a ganar o perder / siempre así sucedió / desde entonces soñamos con volver a Gijón».

Fue, junto con la «Internacional», una de las dos canciones que ayer se escucharon en el acto civil en el tanatorio de Cabueñes, que comenzó con la música de «Este Gijón del alma».